RIVERBOAT GAMBLERS. Apesta ser pobre

Tras degustar a fondo “Aw C’mon” y “No You C’mon”, la gozosa doble entrega que nos regalaron Lambchop con la llegada del nuevo año, me pregunté si hubiese sido posible un “Disco del Mes” de febrero compartido por la orquesta de Kurt Wagner y los jinetes de Riverboat Gamblers, el quinteto tejano que se ganó en solitario el puesto gracias a su segundo LP, “Something To Crow About”. ¿Pueden convivir discursos tan diametralmente opuestos en el podio rutero? En mi humilde opinión, hubiese sido una jugada magistral, una lección de riesgo y criterio, de ímpetu y reflexión. La robusta placidez de un doble disco que se adentra dentro de ti con el paso tranquilo pero seguro, y el frenesí post-adolescente de una grabación que corta el aliento, que te parte en dos, que te confirma vivo y, más importante aún, activo. Por edad, yo debería comulgar más con la propuesta post-acnéica, pero la vida me ha ido abocando irremediablemente hacia otras (re)visiones de mi propia conducta como individuo, a engancharme a marchas forzadas al tren de la edad adulta, ése que viaja por unos raíles que Wagner sabe describir como pocos hoy en día. Aparentemente ajenos al precipicio o la vía muerta en que acaba todo trayecto, los Riverboat Gamblers parecen empeñados en echarle más leña al fuego, en tensar la cuerda hasta que la maquinaria estalle en mil pedazos. Cazado al vuelo antes de embarcarse en su primera gira transatlántica, el bullicioso cantante Mike Wiebe responde al cuestionario de la única revista de este santo país que les está atendiendo como se merecen. Suyo es, lo recuerdo, uno de los impactos de 2003: “Something To Crow About”

¿Cuán importante fue para vosotros grabar con Tim Kerr?
Jamás imaginamos que llegaríamos a trabajar con él; era una especie de estrella de rock para nosotros, pero lo cierto es que se reveló como una persona de trato fácil y agradable. Tenemos amigos que habían trabajado con él y nos decían lo gratificante que la experiencia había sido para ellos. Ha hecho cosas tan grandes que es muy excitante poder añadir nuestro nombre en la lista de grupos que han pasado por sus manos. Es muy divertido grabar con él y la atmósfera que se respira en el estudio es distendida, pero nunca pierde la concentración en el trabajo, siempre oíamos “no, no hagas eso” y da gusto saber que hay alguien al otro lado controlándolo todo con ese detallismo. Tim es una parte esencial de la escena punk de Texas, porque ha mantenido una crudeza visceral en toda su discografía como músico y como productor, y esa es una de las claves de la música que se viene haciendo aquí en estos últimos 20 años.

En mi opinión, con este segundo disco habéis extraído mucha más fuerza y mucha más pegada melódica que en el debut; ¿lo veis así?
Con el primer disco no sabíamos exactamente lo que queríamos y Tim no nos había oído antes de entrar en el estudio. Creo que dimos con un sonido más “garage-rock”, no tan punk como el perpetrado en “Something To Crow About”. Hemos querido plasmar un sonido más impactante y estruendoso y por eso hemos grabado con unos Marshalls pegando fuerte. También creo que las letras nos han salido más punk, quizá porque durante su gestación estábamos bastante cabreados. Debo decir, sin embargo, que no queremos estancar nuestra música ni hacer siempre el mismo disco; nuestro sonido fluctuará entre rock, punk, garage, blues, new wave… todo mezclado a nuestra manera.

Háblame de vuestros inicios.
Nos encontramos en los albores de la escena punk de Denton. Fadi y yo tocábamos en una banda llamada the Skeleton Kids; a su vez Fadi también estaba en the Sillies con Pat; Jesse iba al instituto con Fadi y el nuevo guitarrista, Mark, iba también al mío, aunque no nos conocíamos mucho… Luego Fadi, Mark y Jesse se juntaron en la primera formación de los Reds. Como ves, todo muy incestuoso. Da pena constatar como la escena punk de Denton rápidamente se convirtió al “emo”, adoptando ese insufrible rollo pretencioso. Nosotros queríamos ser lo opuesto a eso, queríamos ahondar en las raíces que nutrían las bandas en las que habíamos estado para poder gritar con orgullo “¡Me encanta tocar rock’n’roll a todo volumen y me lo estoy pasando en grande!”, en lugar de “ohhhh, soy taaaaaan profundo”. La gente respondió con entusiasmo a nuestra propuesta y la cosa ha ido sobre ruedas desde entonces.

¿Cómo surgió la posibilidad de editar el disco en Gearhead?
Dimos un gran show en el Gearfest de Austin. Sacrificamos un ternero en el backstage… Estábamos en pleno subidón antes de saltar al escenario y salimos a matar. VileBeat nos dejó hace un disco con hacer un disco con Gearhead, pero el próximo lo tenemos que volver a editar con ellos.

¿Cómo? Cuéntame eso.
Tío, estábamos atontados. Nos ofrecieron algo de dinero para grabar y lo cogimos. No debería estar hablando de ello, pero te diré que no ha valido la pena para nada. Un aviso para todos los grupos de allí fuera: vigilad vuestro culo, las indies pueden ser peores que las majors. Sí, parece que sacaremos el disco que estamos grabando con Vilebeat, pero dudo que alguien lo oiga jamás porque su departamentos de promo y distribución son una mierda. Parece como si quisieran vendernos a una major y forrarse, yo que sé. Hablaremos más extensamente de ello cuando el disco haya salido y ya no tengamos nada que ver con ellos… Tenemos mucho que decir al respecto.

¿Qué tal la gira con los Dragons?
Fue increíble. No los conocíamos antes del tour, pero acabamos siendo grandes amigos. Ah, por cierto, Steve, el bajista, tiene una polla enorme.

Todo el mundo habla maravillas de vuestro directo, pero en más de una ocasión habéis acabado con vuestros huesos en el hospital; ¿no habéis pensado en tomároslo con más calma?
No es premeditado, en directo se nos va la cabeza y perdemos el mundo, y el escenario, de vista. Pero no actuamos, no somos GG Allin. Aunque desde que el Sr. Lillard perdió sus dientes nos plantemos cuidarnos un poco más los unos a los otros. Pero sin perder un ápice de intensidad. Si intentásemos actuar de forma más calmada, estoy seguro que al cabo de un par de temas ya estaríamos liándola de nuevo. ¡Viva el Vicoden! (fármaco para aliviar el dolor, n.d.r.)

En ese sentido, ¿cuál ha sido el show más memorable que habéis dado?
El de San Francisco donde Pat se rompió los dientes fue una jodienda. Tocó cinco temas después del impacto fatal, hasta que tuvimos que dejarlo porque se estaba tragando tanta sangre que empezaba a marearse. La segunda vez que tocamos en Seattle fue una locura, el público estaba como loco y se sabía todas las letras. El show de versiones de los Ramones que dimos con los Catherers también fue memorable; la gente se enzarzó en una pelea de comida asombrosa…. y tuvimos que pagar 250 $ por la limpieza del maldito antro.

¿Podéis vivir de esto?
No, tío, todos tenemos trabajos de mierda. Estamos intentando dedicarnos por completo a nuestra música, pero por ahora tenemos que seguir pringando en curros apestosos para poder salir de gira cuando queremos. Apesta ser pobre, pero creo que seríamos unos miserables si trabajáramos en una oficina ganando más dinero pero sin poder tocar. Yo trabajo en una tienda de ropa vintage y en un grupo de asistencia en el hogar para personas con discapacidad mental. Nuestro propósito es poder vivir de la música a partir de este año.

Estáis a punto de embarcaros en vuestra primera gira europea, ¿cómo os sentís?
Estamos muy excitados de ir para allí. Si no fuese por esta banda, seguramente jamás hubiese salido de Texas. No sabemos qué esperar; sólo quiero enseñarle a la gente de esos países lo que hacemos.

¿A través de qué discos el virus del r’n’r se coló en vuestro interior?
Misfits fue el grupo que me introdujo en el punk, cuando yo tenía 12 o 13 años. Me los pasaron en una cassette y lo escuchaba tantas veces que al final los títulos de las canciones se borraron de tanto manosearla. Esos temas me volvían loco, me afectaron profundamente. Piensa que el primer concierto al que había ido era uno de Neil Diamond con 10 años. Pero, ¡hey!, ese show también me conmocionó enormemente. ¡¡Ese hombre es un intérprete único!! Gran cantante, gran compositor. En serio, Neil es un verdadero showman, y me siento orgulloso de que mi primera experiencia en vivo fuera en un concierto suyo.

¿Qué tal os lleváis con la prensa?
Los fanzines y las revistas de amplia tirada se han enrollado muy bien, aunque suelen chismorrear sobre Freddy porque está bueno y siempre hay muchas mujeres a su alrededor. Es una especie de bombón mediático. No, en serio, las críticas han sido buenas… a pesar de la relación antagónica que tenemos con los semanarios locales. Hablaron mierda sobre nosotros y les respondimos haciendo chistes sobre ellos allí donde actuábamos, algo que les cabreó e hizo aflorar el lado oscuro de su profesión. Que se jodan los críticos que no saben encajar una crítica.

¿Qué bandas seguís con atención y/o admiración?
Rocket From The Crypt son una de las mejores bandas de la última década, unos currantes: cada nuevo disco que sacan es sólido y estupendo. También me gusta una banda de Sacramento llamada The Bananas, hacen poppy-punk. The Marked Men, de Denton, son una banda increíble y buenos amigos nuestros. The Catheters, The Briefs, The Hives, Sweet J.A.P., The Tyrades.

Vuestras canciones irradian fuerza melódica a raudales, con unos estribillos de los que impelen a perder el control; ¿cómo trabajáis las letras?
La única regla que sigo es la de no cantar acerca de algo previsible, algo que ya he oído en un millón de canciones…. Hay tantas que hablan de coches, de novias diabólicas, bla, bla, bla… Si escribo algo que se mueve en ese ámbito, al menos procuro hacerlo desde un punto de vista nuevo. También me gusta mezclar el trasfondo de cada letra: canciones acerca de salir de juerga y hacer el golfo, con otras que abordan temas más serios, como el suicidio o el compromiso político. Pero siempre, siempre, dándole un barniz que las haga directas y tarareables.

Si tengo la oportunidad de veros, ¿con qué versiones podéis sorprenderme?
“Fun, Fum, Fun”, de Big Boys, “Ready Steady Go”, de Generation X, “I think I’m wonderful”, de Damned,  “Slug”, de los Ramones, “No, No, the Girlfriend”, de los  Motards, “Stay with me”, de Dictators…

¿Dónde ves a la banda dentro de cinco años?
En cinco años nuestros fans se habrán convertido en fanáticos, siguiendo al detalle cada uno de nuestros movimientos y preparándose para la revolución. Millones de personas estudiarán las enseñanzas subliminales que se escondían en nuestras canciones y aquellos que den con la verdad obtendrán la iluminación pura. Y cada uno de nosotros habrá perdido unos cuantos quilos…

¿Algún mensaje para nuestros lectores, futuros fans de los Gamblers?
Únete a nosotros en nuestra búsqueda de la música pura. No escuches aquellos que quieren hundirte, escúpeles en el ojo. Esto es para lo que sirve el rock’and’roll, la banda sonora de aquellos que quieren el cambio.

www.theriverboatgamblers.com

Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (mayo 2004)

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