BLACK LIPS. ¡Home run!

Sinceramente, me cuesta encontrar algo más que añadir a lo que escribí en el pasado número de mayo, ese desbocado panegírico a propósito de las excelencias de un disco, Arabia Mountain (Vice / Music As Usual), que oficialmente sale a la venta el día 7 de este mes de junio. Podría traer a colación aquí mis impresiones sobre su concierto de presentación en Barcelona pero, maldita sea, escribo estas líneas tan solo a cuatro días del evento y la futurología todavía no figura en mi lista de virtudes (verborrea, egocentrismo, etcétera). Así que, tras recordar que el sexto álbum de estudio del cuarteto de Atlanta ha sido producido por el británico Mark Ronson (el hechicero del Back To Black de Amy Winehouse), cerraré esta introducción tirando de otra de mis virtudes, la vagancia, para recuperar una frase de aquella reseña (disco del mes, Ruta 66 nº282): “Arabia Mountain, (es) el disco con el que Black Lips han recuperado al unísono el entusiasmo de sus inicios y las ganas de seguir creciendo como músicos. Nunca han sonado tan bien y eso, digan lo que digan los ayatolás del lo-fi, solo puede ser bueno”. ¡Home run!

Tengo entendido que nos quedasteis especialmente satisfechos con vuestro anterior disco, 200 Million Thousand.
Jared Swilley: Ese disco apesta. Todos lo odiamos. Lo hicimos demasiado rápido, en unos diez días, el tiempo justo antes de volver a salir de gira. Hay un par de temas que me gustan, poco más. Tan buen punto finalizamos la grabación tuve la sensación de que no habíamos conseguido lo que queríamos. Salí del estudio con una mezcla de tristeza y enfado y ésa no es una buena señal. Íbamos tan apurados de tiempo, todo a nuestro alrededor se sucedía con tanto frenesí, que fuimos incapaces de conseguir un poco más de tiempo en el estudio para corregir defectos o grabar algún tema nuevo. Pero en parte fue por culpa nuestra, no planificamos bien nuestro calendario, no le destinamos el tiempo necesario a grabar en condiciones y eso quedó reflejado en el disco. Ese año nos pasamos 10 meses y medio de gira; así es imposible trabajar en un disco de forma óptima.

Intuyo que la colaboración con un productor externo por primera vez en vuestra carrera guarda relación con esa voluntad de querer hacer las cosas de otra manera en el estudio. ¿Cómo entró Mark Ronson en escena?
Tras once años grabando prácticamente solos en el estudio, fue estupendo poder contar con una opinión extra sobre lo que íbamos haciendo. Nuestro encuentro con Mark fue una de esas cosas maravillosas que pasan de tanto en cuanto. Nosotros comentamos a la gente de Vice, nuestro sello, que nos gustaría contar con él para que nos ayudara con el disco.  Paralelamente Vice estaba metido en el proyecto colaborativo The Creators Project y Mark fue uno de los creadores invitados a participar. Le trasladaron nuestra petición y él aceptó. Una curiosa coincidencia, sin duda; estaría escrito en algún sitio que el destino tenía que unirnos (risas).

¿Y cómo se desarrollaron las sesiones de trabajo?¿Había cierta incomodidad al principio por su presencia, por ver cómo ibais a encajar? ¿Se generó algún tipo de tensión entre los miembros del grupo por el nuevo método de trabajo?
Conectamos con Mark al instante, de forma muy natural. Tuvimos varias conversaciones previas por teléfono, así que cuando finalmente nos encontramos en el estudio el hielo ya estaba roto. Creo que la razón por la que la grabación se desarrolló de forma tan fluida fue porque ambas partes sentíamos una excitación parecida por estar trabajando juntos. De hecho no había dos bandos, éramos un mismo equipo trabajando de forma incansable y con mucha ilusión para darle forma al mejor disco posible. En cuanto a posibles tensiones entre nosotros cuatro, sé que resulta sorprendente con la de tiempo que llevamos y el tiempo que pasamos juntos, pero la verdad es que nunca tenemos grandes broncas. A veces tenemos puntos de vista distintos, claro, pero seguimos siendo amigos que se respetan entre sí. Es algo de lo que nos sentimos muy orgullosos.

¿Qué habéis aprendido trabajando con él, viéndole planificar la grabación y jugando con los elementos a vuestro alcance?
Sin duda hemos aprendido mucho sobre algo aparentemente sencillo pero al fin y al cabo esencial como es la correcta y estratégica colocación de los micrófonos. Verle ubicar los micros para que la batería sonara como debía sonar fue espectacular. Además, tiene un don para trabajar los arreglos; nos ha ayudado mucho a vestir nuestras canciones, a dotarlas de pequeños elementos sonoros con los que hacer fluir cada melodía. Si miro atrás y recuerdo cómo grabamos 200 Million Thousand, en un almacén abandonado y enorme, con micros de mierda y con prisas, me cabreo todavía más (risas).

¿Por qué habéis incluido en el álbum un par de canciones no grabadas con Mark sino con Lockett Pundt, de Deerhunter?
Esos temas, y algún otro, los grabamos antes de saber que íbamos a trabajar finalmente con Mark. Fue algo informal, muy casero y analógico. Creo que finalmente no desentonan junto a las otras del disco, son el contrapunto rudimentario, un pequeño homenaje a los viejos tiempos de Black Lips.

Para uno de los temas, «Go Out and Get It!», grabasteis un clip en el marco del Bruise Cruise 2011. Háblame de ese festival – crucero en compañía de Vivian Girls, The Strange Boys, Thee Oh Sees o Ty Segall, y con Ian Svenonius como capitán – maestro de ceremonias.
Oh, tío, eso sí que fue un viaje. Imagínate estar tres días encerrado en un barco con fiestas a todas horas, conciertos increíbles de bandas amigas, montones de comida y bebida y con un público que iba perdiendo el decoro y la cabeza conforme pasaban las horas. El tipo que ideó ese festival es un adorable y perverso jefazo (risas).

Otro vídeo divertido que circula por Internet es el de un torneo de básquet benéfico en el que participasteis hace unos meses. Dudo que os ficharan en el segundo equipo de los Atlanta Hawks, la verdad…
Qué cabrón (risas). Al menos hicimos el ridículo por una buena causa, para ayudar a los chavales con problemas de audición de nuestra ciudad. Pero claro, nos pusieron a jugar contra un equipo formado por varios raperos, tíos que llevan el basket en su ADN, y en el que también había un jugador profesional, una mole que juega en los Washington Lizzards. Eso no es justo, hombre… Ok, lo reconozco, apestamos jugando al basket.

¿Se os da mejor el…?
¡Béisbol! Juego en un equipo de béisbol local, juego de tercera base (encargado de defender la tercera base en la carrera que el bateador contrario debe completar; n.d.r.) En un rato voy a jugar al tenis, últimamente me estoy obsesionando con darle a la pelota con la raqueta.

¿También te gusta ver partidos?
No, me aburren. Es mucho más entretenido ir a un partido de béisbol, es un espectáculo más festivo o familiar, más informal. Cuando no hay mucha acción, vas a pillar un hot dog y una cerveza, vuelves a tu asiento, pegas unos gritos, animas a tu equipo, rezas porque una bola de home run caiga en tu zona, un speaker anima al público, ponen buena música… Tendrá que ver con la habilidad estadounidense de convertirlo todo en espectáculo; el tenis es un deporte demasiado frío para el público que se sienta en las gradas.

El béisbol forma parte de vuestra cultura, es mucho más que un deporte. ¿Te aficionaste de pequeño?
Sin duda. Cuando era un chaval, nuestro equipo, los Atlanta Braves, era uno de los mejores de la liga y eso sin duda te condiciona y te hace querer seguir los pasos de tus ídolos. Por cierto, hay un tema en el disco titulado Noc-A-Homa que está dedicado a la mascota que tenían los Atlanta Braves cuando era pequeño. Se llamaba Jefe Noc-A-Homa y representaba a un indio nativo americano que animaba al equipo danzando y cantando alrededor de su tipi. A finales de los 80 decidieron prescindir de él al considerarlo políticamente incorrecto; sirva nuestra canción como pequeño homenaje.

Volvamos a vuestra carrera pero sin perder este tono nostálgico. Cuando echas la vista atrás y repasas estos intensos once años, ¿cómo recuerdas vuestros inicios y cómo valoras vuestro presente?
Me siento tremendamente afortunado de lo que estamos viviendo. Cuando empezamos todo era tan alocado y salvaje, éramos bastante más retrasados y hacíamos las cosas sin pensar en nuestro futuro. Así que me alegro de que supiéramos encarrilar nuestro tren antes de estamparnos y quedar en el recuerdo como un grupo divertido que hacía shows brutales. Creo que somos más fuertes como grupo y estamos más unidos entre nosotros porque los cuatro somos conscientes de esta capacidad de superación, de haber dado un salto adelante para convertirnos en el grupo que nunca creímos que íbamos a ser (risas). Pero todavía estoy más excitado por nuestro futuro, por lo que nos queda por hacer.

DIME QUÉ ESCUCHAS…

Hace unos meses The Black Lips compartieron sus preferencias musicales, pasadas y presentes, con los responsables del portal Topman Control (www.topmanctrl.com). Por sus gustos les conoceréis (un poquito mejor)…

LINK WRAY – “Hay algo en sus canciones que me pone los pelos de punta cada vez que las escucho” (Joe, batería)

THE DUTCHESS & THE DUKE – “Un dúo folky, muy melódico. Con toques a lo Beach Boys y a The Mamas & The Papas, ese sonido de la costa oeste” (Jared, bajo)

THE SPITS – “Como los Ramones pero un poquito más extraños” (Cole, guitarra)

THE STOOGES – “Su música se me clavó en la cabeza como algo realmente crudo y eso me encantó” (Joe)

MIKA MIKO – “Eran increíbles, tenían carisma y actitud. Se subían al escenario y arrasaban” (Ian, guitarra)

GERMS – “Germicide es un disco increíble, sin duda el que me metió de cabeza en el punk-rock” (Jared)

THE DAMNED – “Recuerdo una vez en la que yo conducía y Jared se subió al capó del coche para sufear. Sonaban The Damned” (Cole)

DAVILA 666 – “Son de Puerto Rico y me encantan” (Jared)

CAPTAIN BEEFHEART – “Cada vez que pincho Safe as Milk me vuela la cabeza” (Ian)

13TH FLOOR ELEVATORS – “Durante un año su disco The Psychedelic Sounds of… fue nuestra banda sonora” (Jared)

DEMON’S CLAWS – “Se las han apañado para agarrar el rock and roll psicodélico de la costa oeste y meterle unos estribillos pop geniales” (Joe)

THE ROLLING STONES – “Me gusta citar su primer disco, Newest England’s Hitmakers. Da igual que ningún tema fuera suyo, suena tan jodidamente bien y desprende tanta energía” (Cole)

Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (junio 2011)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s