En el Primavera Sound hemos vivido noches memorables, conciertos especiales que tendrán un lugar de honor en nuestra memoria de amantes de la música. Hemos visto a grandes nombres consolidados de la historia del pop-rock, sí; pero quizá lo más significativo de su personalidad como festival sea su apuesta por los nombres del mañana y por aquellos otros que están en el momento justo antes de dar el salto a la primera división. Así pasó con Arcade Fire y así pasó, hace dos ediciones y en menor medida, con Phoenix.
Los franceses hacía apenas una semana que habían lanzado Wolfgang Amadeus Phoenix, pero ya se respiraba en el ambiente que íbamos a poder verles en directo en pleno proceso de eclosión internacional. Venían de presentar el imparable single en el programa Saturday Night Live, plataforma de lanzamiento mediático (con pedigrí) para cualquier grupo, autóctono o foráneo, en Estados Unidos. Pese a que su pase en el PS se vio levemente lastrado por problemas de sonido, fuimos conscientes de que acabábamos de ver a una banda con un futuro masivo enorme. Y así fue. Los temas del disco empezaron a sonar en anuncios, series de televisión y películas, adaptando las dos partes de “Love Like a Sunset” para el filme Somewhere, dirigido por Sofia Coppola, novia del cantante Thomas Mars. Previamente, se nos olvidaba, habían ganado el Grammy al mejor disco de música alternativa. Sobra decir más…
Bueno sí, noticias frescas. Phoenix andan ya trabajando en su quinto disco, todavía sin título. Podéis seguir su diario en wearephoenix.com/journal/
Os dejamos con esta entrevista realizada a Laurent Brancowitz y Christian Mazzalai, los dos guitarristas, el 28 de mayo de 2009, una charla rescatada del baúl de los recuerdos que recuperamos ahora que volveremos a llenar nuestra memoria con otros instantes imborrables.
En este disco sonáis más compactos y concisos, se intuye una mayor seguridad y un mayor dominio de vuestras habilidades como compositores y como músicos. ¿Sentís que es el disco que llevabais buscando desde que empezasteis?
LB: Nos gusta pensar que cada vez que entramos en el estudio es como si fuera la primera vez; mantener cierta inseguridad, cierta inocencia nos ayuda a no creernos que ya hemos hecho “el disco”, que ya hemos alcanzado cierta cima como compositores. Nos gusta pensar que este es el disco que mejor nos representa ahora, como los anteriores nos representaron en su momento y como el próximo lo hará cuando salga. Vivimos en el presente motivados por lo que el futuro pueda ofrecernos.
Quizá esta voluntad de mantener cierta inocencia primeriza es lo que os ha llevado a volver a trabajar con Philippe Zdar, productor de vuestro álbum de debut. ¿Cómo ha sido el reencuentro?
CM: Philippe ha sido nuestro salvador, la persona que nos ha ayudado a no dejarnos llevar por la locura que a veces se apodera de una grabación. Creo que hablo en nombre de todos cuando digo que es como el quinto Phoenix; con él hemos encontrado nuestro propio sonido, nos ha orientado en la dirección correcta, despejando las dudas o los miedos que nos encontrábamos durante el duro proceso de grabación. Con él hemos ido construyendo un disco que es para nosotros como una película, como una gran aventura.
¿Cómo respondió vuestra discográfica cuando decidisteis ofrecer el primer single, 1901, como descarga gratuita?
CM: Bueno, lo que hicimos fue crear nuestra propia discográfica, Loyauté, para no tener que pedirle permiso a nadie (risas). En EMI siempre nos dieron bastante libertad creativa, pero con nuestro sello la libertad es total y asumimos con resignación las consecuencias de nuestras propias locuras (risas).
Esta libertad digital os permite acortar las distancias con vuestros fans, mostraros más cercanos y atentos a sus deseos como seguidores vuestros, ¿no es así?
LB: Nunca le estaremos suficientemente agradecidos al tipo que creó Internet. Nos ha permitido mostrarnos tal como somos y conectar finalmente con ese público que intuíamos que tenía ganas de escucharnos y de vernos. Como te decía antes, en nuestra anterior discográfica, pese a ser una major, siempre atendieron nuestras demandas creativas, supongo que porque éramos un producto poco costoso y sobre el que no había tremendas expectativas. Lo más difícil para nosotros era poder sonar en la radio o que pusieran nuestros videoclips en televisión y eso sí era muy frustrante. Nos decían que nuestros clips eran demasiado largos, demasiado raros, demasiado oscuros. Ya ves…
CM: Con Internet todo eso cambió. No hay nadie que pueda impedirte colgar tu clip en la Red y ahora, además, los grandes propagadores, los auténticos difusores de tu obra no son las cadenas musicales tradicionales, sino los blogs musicales amateurs que hacen volar tu propuesta por la red y te permiten ser escuchados en cualquier parte del planeta.
Se desdibuja la imagen tradicional del intermediario.
LB: Diría que más que desdibujando está desapareciendo esa imagen arcaica, conservadora y alejada de la gente, que es quien realmente le da sentido a lo que hacemos. Se ha democratizado la distribución y eso es importante. Antes, unos cuantos creían estar en posesión de la verdad, ellos decidían qué podías ofrecerle a la gente porque creían saber lo que quería la gente. Básicamente, creían que la gente era idiota. Y el tiempo ha demostrado que los idiotas eran ellos.
En el disco se nota una influencia mayor de vuestra ciudad, Versailles; temáticamente el álbum respira una mayor fascinación por lo clásico, desde el título Wolfgang Amadeus Phoenix al ambiente que envuelve canciones como “Lisztomania”, “Rome” o “Armistice”. Por cierto, ¿qué tal se vive en Versailles?
CM: Es una ciudad tremendamente aburrida, muy bonita y elegante pero sin nada realmente apasionante que ocurra en sus calles. Creo que debe de ser de las ciudades más conservadoras del mundo, apenas ha cambiado nada desde que éramos unos niños.
LB: Hay una fuerte presencia del catolicismo, con familias acomodadas con un montón de hijos. En ese ambiente, si uno quiere aislarse de todo ello lo mejor es encerrarse en su propio mundo. Nosotros, como nuestros vecinos de Air, optamos por encerrarnos en nuestro sótano y crear música para sentirnos libres, para construirnos una vida con la que poder huir gran parte del año de allí.
En esos primeros años, además de con Air también hicisteis amistad con Daft Punk. ¿Teníais esa sensación de camaradería, de compartir una misma voluntad escapista?
CM: Sí, pero al principio no era tan enfocado a salir de allí como parte de una misión de huida musical (risas). Quedábamos, tomábamos algo, intercambiábamos discos, más en plan amigos. La transición a la camaradería artística fue muy natural, una cosa llevó a la otra y ver que ellos lo estaban consiguiendo fue un gran estímulo para nosotros.
Y desde Versailles, ¿cuál era vuestra relación con la cercana, imponente Paris?
LB: Adorábamos París, así que cuando tuvimos la oportunidad, al cumplir los 18, nos fuimos para allí sin dudarlo. Fue llegar y llenarnos de vida. Porque Versailles era una ciudad preciosa pero vacía, sin alma. El contraste fue brutal. París hierve culturalmente, hay conciertos cada día, centenares de actividades que eran como un rumor lejano y fascinante para nosotros. París es nuestro verdadero hogar.
Tengo entendido que las dos partes de “Love Like a Sunset” están inspiradas en este tránsito de Versailles a París. ¿Cómo surgió la idea de dividir ese viaje en dos canciones distintas pero al mismo tiempo unidas?
CM: Hay un túnel larguísimo que conecta Versailles con París y que nos encanta. Siempre quisimos hacer un tema que transmitiera nuestra fascinación por él, como una especie de banda sonora para escuchar durante el viaje en coche a través del túnel. En cierta manera, las dos partes de esta banda sonora también ejercen de túnel en medio del disco, abren un paréntesis distinto en el largo viaje que es el disco.
Hace un mes presentasteis el nuevo single, “1901″, en directo en el plató de Saturday Night Live. ¿Qué tal fue la experiencia de actuar en tan mítico show?
CM: Fue impresionante, una mezcla de tensión y emoción. Pensar que toda la aristocracia del mundo del espectáculo ha pasado por allí y que íbamos a actuar en directo nos puso un poco nerviosos, pero por suerte el ambiente era más relajado de lo que podríamos imaginar. Tienen tanto control, tanta experiencia, que el estrés corría de nuestra cuenta (risas).
LB: Fue un verdadero chute de adrenalina y una experiencia mejor de lo que imaginábamos. Para nosotros SNL es como la Torre Eiffel del entretenimiento estadounidense: excelentes actores, sublimes guiones, los mejores grupos de América tocando en directo; el show business de calidad. Nos lo pasamos en grande, entre bambalinas nos trataron genial y el público de esa noche nos acogió con entusiasmo. Vamos, nada que ver con el británico Top of The Pops, que es mucho más soso (risas).
Lo cierto es que sonasteis de muerte, mucho mejor que algunas de las bandas que han actuado allí. ¿Cómo lo lograsteis?
LB: Cuidamos mucho esa actuación, era muy importante para nosotros. Hemos tocado en otro programas donde todo sale mal y te marchas decepcionado, sabiendo que has perdido una oportunidad pero también consciente de que hay cosas que se escapan de nuestro control. Y el problema es que somos un poco maniáticos del control y nos cuesta dejarlo todo en manos de alguien que desconocemos. Por eso nos llevamos a Philippe al plató de SNL, para que nos ayudara a comunicarnos con los técnicos del programa. Philippe es muy bueno en eso, tiene toda una estrategia, casi militar, a la hora de planificar nuestras actuaciones (risas).
CM: Nos gusta ser perfeccionistas, querer hacerlo cada noche un poco mejor. Normalmente, cuando hemos alcanzado el control total sobre nuestro directo, la gira llega a su fin y empezamos a trabajar en el siguiente disco para mantener ese hambre de superación.
Entrevista: Roger Estrada
Publicada en Pearls For The Swine (mayo 2011)