LUCERO. Memphis in the meantime

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Ocho años de carrera silenciada en Europa; siete discos que han servido para erigir un culto enfervorizado entre la parroquia alt-country tabernaria yanqui; padrinos de excepción como North Mississippi Allstars, el venerable Jim Dickinson o David Lowery de Cracker y un sello, Bittersweet, que se ha lanzado a la aventura de sacar su último disco “Rebels, Rogues and Sworn Brothers” en España y traerlos de gira por primera vez. Su historia la contamos en el pasado número de enero, cuando aquí también nos lanzamos al vacío al otorgarles nuestro siempre imprevisible “disco del mes”; queda ahora charlar un rato con Ben Nichols, cantante y principal cerebro del cuarteto que puede ayudar a poner luz mediática a ese ingente caudal de excelentes bandas que llevan años currándoselo en el underground de Memphis.

Poco a poco, las bandas de Memphis que lleváis años currando duro en Estados Unidos estáis logrando cruzar el charco y daros a conocer en Europa, ¿cómo os sentís ante vuestra inminente gira española?
Es la primera vez que iremos de gira por Europa, así que puedes imaginarte las ganas que tenemos de coger el avión y empezar a recorrer el continente. Cuando me trasladé a Memphis, hará diez años, los Oblivians eran la punta de lanza de una escena subterránea realmente excitante. Ahora parece que es un buen momento para las bandas de la ciudad y es algo que nos llena a todos de alegría porque no ha sido nada fácil llegar hasta aquí, nos hemos apoyado los unos a los otros, y sabemos que lo difícil acaba de empezar. Me siento orgulloso de formar parte de una comunidad que integra a gente como Reigning Sound, North Mississippi Allstars, Harlan T Bobo, Jack Yarber, American Death Ray, Cory Brannan…

Al plantearos la grabación del nuevo disco, ¿erais conscientes de que había llegado el momento de la verdad, que era ahora o nunca, quizá vuestra última posibilidad de trascender el circuito de clubs?
Ha sido un desafío cargado de emociones y nervios, sí, pero también de la energía que hemos ido acumulando a lo largo de los años; ha sido un camino largo y duro, pero también divertido y muy gratificante, porque hemos vivido algo tan maravilloso como es el calor del público, nuestro público, que es el que más energía nos ha dado para darlo todo en el nuevo disco. Hemos ido creciendo peldaño a peldaño y creo que, por fin, este 2007 será el año en que empezaremos a recoger los frutos de tanto trabajo. Al escuchar por primera vez el álbum me sentí muy feliz porque era lo que teníamos en la cabeza cuando lo grabábamos, así que venimos a Europa desbocados de confianza y satisfacción.

¿Cómo fue la experiencia de grabar con David Lowery?
David se nos presentó hace un año, al acabar un concierto que dimos en Richmond, para invitarnos a conocer el estudio que tiene en la ciudad. Un par de bandas amigas habían grabado allí y nuestro tour manager le conocía bien de haber girado con Camper Van Beethoven, así que nos pareció una buena idea trabajar con él en su estudio Sound Of Music. David tenía ganas de probar algo distinto a lo que habíamos hecho hasta entonces en lo que a manera de trabajar en el estudio se refiere, algo necesario para dar ese salto hacia delante que perseguíamos. Sound Of Music tiene dos plantas: en la primera está el estudio propiamente dicho, y en la planta superior hay una cocina y dormitorios, con lo que nos instalamos allí dos semanas y pudimos concentrarnos al máximo en el trabajo, abstraernos de todo. Tanto David como Jim Dickinson en “Nobody’s Darlings” nos han ayudado muchísimo a plasmar lo que hervía en nuestra cabeza antes de entrar a grabar, a mantenernos en la senda correcta para que nos apartáramos de la idea inicial sobre cómo queríamos sonar.

¿Y de quién fue la idea de acoger al pianista Rick Steff en la familia Lucero?
Era algo que me rondaba por la cabeza desde hacía tiempo, pero al ser un elemento nuevo teníamos algo de miedo por como íbamos a integrarlo musical y personalmente en el grupo. John, el bajista, conoció a Rick por amigos comunes; sabíamos de su trabajo en varios discos que nos gustaban, especialmente el último de Cat Power grabado en Memphis, así que cuando empezamos a trabajar en el estudio con él, nuestros temores desaparecieron como por arte de magia. Las canciones de este disco las escribí a la guitarra, pero algunas de ellas han evolucionado hacia lugares inesperados gracias a su aportación, como “I can get us out of here”, donde la fuerza motriz son teclados y batería.

Háblame de la evolución de tus gustos musicales, desde tu adolescencia punk hasta ese clasicismo rock de ahora.
Yo crecí en Little Rock, Arkansas, donde a finales de los 80 había una escena punk muy intensa y dinámica, algo similar a lo que hemos vivido estos últimos diez años en Memphis. Había conciertos gratis cada día, los chavales iban, se enchufaban al ampli y la liaban gorda; era adolescente y en la radio solo sonaba mierda para mis abuelos, así que cuando descubrir a Dead Kennedys o Ramones fue como una bofetada de aire fresco. Con el tiempo, claro, y en especial al trasladarme a Memphis, me abrí a otras cosas igual de excitantes, echando la vista atrás y prestando más atención a gente que cuando era un mocoso había despreciado, como Springsteen, Tom Petty, Johnny Cash o The Band. Todo suma y te hace crecer como aficionado a la música y como artista. Por eso, cuando compartimos escenario con Against Me o Bloodbrothers y veo los rostros contrariados de su público adolescente, entiendo perfectamente su reacción inicial, pero me gusta pensar que al menos dos o tres chavales de esos cientos conectan con nuestro rollo y les pica la curiosidad lo suficiente como para buscar nuestros discos y empezar ese viaje hacia el pasado que comentaba antes.

Quizá no seáis “populares”, pero ya se han hecho dos documentales sobre vosotros; ¿cómo os sentís al veros en pantalla?
Creo que son muy honestos, ves lo bueno y lo malo, sin censurar en plan estrellas del rock caprichosas; sí, lo que ves es lo que hay y sí, eso lo dijimos (risas). Creo que Aaron Goldman (director de “Dreaming in America”; Andrew Legget dirigió “Bright Stars on Lonesome Nights” durante la época de grabación de “Tennessee”, en 2002; n.d.r.) hizo un gran trabajo, apenas se hacía notar, con lo que era como si no estuviese allí… Por ello, me cuesta a veces verme reflejado en su filme, es como si me desnudara ante la gente, algo muy íntimo.

www.luceromusic.com/

Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (2007)

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