BLACK LIPS. Tijuana sunrise

Los Valientes del Nuevo Mundo (Vice Records, 2007) no es exactamente el primer disco en directo del cuarteto de Atlanta. El pequeño sello de Milwakee Dusty Medical Records ya editó hace dos años Live @ WMFU, oda al lo-fi chirriante que capturaba en vinilo el concierto que dieron allá por 2003 en uno de los estudios de la emisora indie de Nueva Jersey, invitados por Dave The Spazz. The Black Lips (Bomp, 2003) acababa de ver la luz y su mito como enfants terribles del circuito underground se había extendido como la pólvora , ya que Jared, Cole, Ben y Joe llevaban ya unos añitos liándola de lo lindo bajo el nombre de The Renegades. Ese primer LP, acaso la rodaja de garaje más fascinantemente trash del nuevo milenio, llamó la atención de la gente de Munster Records, que se animó a colar su hit “Fad” en el recopilatorio La Legaña Sinfónica y que ahora tiene listo el DVD Wildmen in Action, grabación de su show en el Gruta 77 para presentar Let It Bloom (In the Red, 2005; antes llegó We Did Not Know The Forest Spirit Made The Flowers Go; Bomp!, 2004), tercer trabajo que les anfianzó como mucho más que una banda de alocado directo.

Me confiesa Jered que las fuentes de pis, los vómitos encima del público, los punteos de guitarra pene en mano y demás pirotecnia explícita ya han quedado atrás… pero por lo visto en los vídeos que hay en YouTube del show que dieron en Tijuana, México, para la grabación de su nuevo disco, se las siguen apañando de maravilla para armar una buena juerga en directo. Hay ya ganas, pues, de verles en concierto dando esos saltitos tan suyos, agitándose al ritmo de su frenético y tarareable jangle-punk y siempre con el cachondeo en primer término. Su show será una de las sorpresas del Primavera Sound de este año, palabrita de niño routier.

¿Dónde estáis?
Camino de Nashville, donde esta noche damos el último concierto de esta locura de gira. Lo cierto es que tenemos ya ganas de volver a casa y descansar, estamos rotos. Pero ha valido la pena, sin duda. Han sido especialmente emocionantes estos últimos conciertos que hemos dado con The Ponys, ver las salas llenas es el mejor premio a estos años de duro trabajo.

Una recompensa que también acarrea nuevas responsabilidades, ¿no?
Estamos preparados para asumirlas, es un desafío que nos recarga las baterías cada noche. Tío, antes sufríamos por la pasta, por la comida, por dónde coño íbamos a dormir, ninguna presión actual puede compararse a esas y, además, esa experiencia acumulada, ser conscientes de dónde venimos, de la mierda que hemos tragado, nos ha curtido para tener más claro no sólo qué queremos, sino también que lo que venga sin duda lo merecemos.

¿De dónde surgió la idea de grabar un directo y por qué en Tijuana?
Nos lo propuso Vice, querían que nuestra “nueva” tarjeta de presentación mostrara lo que somos capaces de dar en directo y, además, que también sirviera a modo de recopilatorio, con canciones antiguas. Lo de grabarlo en Tijuana fue cosa nuestra, sabíamos que se armaría una buena juerga si tocábamos allí y que funcionaría de maravilla como directo.

¿Cómo entró John Reis en el proyecto y cómo preparó la grabación?
Nos conocemos de hace tiempo y en Vice confiaban plenamente en él. Además, vive en San Diego, que está cerca de Tijuana, con lo que a nivel logístico todo parecía más fácil. Pero en la práctica, fue un quebradero de cabeza. John se trajo todo su equipo, con micrófonos muy buenos, y tardó como seis horas en prepararlo todo para que nada fallara una vez empezara el concierto y se desatara la locura. Pero peor fue la vuelta, algo que ya nos temíamos. Cruzar la frontera con todo aquel material disparó las alarmas de los agentes, que nos retuvieron un buen rato para inspeccionarlo todo a fondo en busca de drogas.

¿Cuáles son las imágenes más divertidas o bizarras que te vienen a la mente al recordar esa noche?
El camello pasando material en los servicios; la chavala masturbándose tirada frente a mí en el escenario; el gurpo de mariachis que alquilamos perdiendo los papeles conforme avanzaba la noche; el adolescente mejicano al que tuve que partirle la cara porque no paraba de intentar joderme la guitarra; el amigo al que los federales pillaron meando fuera del local y al que acompañaron a sacar 800 dólares para no meterlo en chirona… Como ves, todo muy pintoresco (risas). Por suerte, sólo nos quedamos un día allí; de día es una ciudad más o menos tranquila, pero cuando oscurece más vale que vigiles bien dónde te metes.

Lo cierto es que sois una anomalía en el catálogo de Vice, ¿cómo dieron con vosotros?
Tocamos un montón en Nueva York y el boca a boca ha sido lo bastante intenso como para que llegara a gente en principio ajena al tipo de música que hacemos. Pero ellos vinieron, vieron nuestro show y fliparon, y eso es lo importante. Son una gente muy maja, nada pretenciosa o estirada, y no nos podemos quejar, todo lo contrario. Ellos se encargan de todo: gestionan la relación con la prensa, nos ayudan con los conciertos, el disco está donde tiene que estar y suena donde tiene que sonar… y, además, nos han dado libertad total con el nuevo disco en estudio que ya hemos grabado.

¿Sigue la línea de Let it bloom? ¿Cómo recuerdas la grabación de ese tercer disco, ese importante salto adelante vía In The Red?
Sí, es su continuación natural, lo hemos grabado con un equipo muy similar al que usamos entonces… aunque creo que las canciones son mejores (risas). Con Let it Bloom pudimos disponer de tiempo, dinero y un estudio en condiciones, algo que no sucedió en nuestros dos primeros discos. Pero, ¡ey!, no me quejo, guardamos muy buen recuerdo de ellos, ¡los editó Bomp! ¿Sabes lo que significaba eso para nosotros? Greg Shaw era mi héroe, su sello cambió mi vida, me abrió las puertas a toda esa música fascinante que ahora palpita debajo de nuestras canciones.

¿De qué grupos de los montones con los que habéis compartido gira o escenario guardas más buen recuerdo?
Dirtbombs, The Spits y King Khan & BBQ. Para cualquier fan de los Gories, tocar en el mismo escenario que Mick Collins ya es un privilegio, pero es que él y sus chicos son un encanto. King y Mark Sultan son lo más, cada concierto que hemos dado con ellos ha sido un desmadre muy divertido.

Hablando de los Dirtbombs, su bajista Ko Melina dijo en una entrevista: “no creo que el público masivo esté preparado para los Black Lips; todo se vuelve tan plastificado, soso e inofensivo para acceder al mainstream, que no creo que ellos encajen en eso”. ¿Qué opinas al respecto?
No sé, no es algo que me preocupe en exceso la verdad. Todo puede suceder y, ahora que no me oye nadie, debo confesar que sí, hay una vocecita dentro de mí que me dice “¿por qué no?”. Cosas más raras se han visto, la verdad, y lo cierto es que toda nuestra carrera es una jodida sorpresa detrás de otra, así que ¿por qué no puede sonar “Dirty Hands” en un anuncio de ropa interior? (risas). Parece que ahora es un buen momento para las bandas de garaje que sonamos en plan lo-fi; ya sabes, ahora que es cool hay gente que se vuelve loca con nosotros y que se tapaba horrorizada los oídos cuando alguien le ponía “Freakout” o “I’ve got a knife” (de su disco homónimo, n.d.a.). Yo qué sé, cuanta más gente escuche nuestra música y venga a vernos tocar, mejor para nosotros.

Echemos la vista atrás, ¿qué recuerdos tienes de The Renegades y del salto a Black Lips?
The Renegades éramos los Lips pero en malo, en muy malo (risas). Éramos unos críos y nos la sudaba todo… aunque nos la seguía sudando cuando empezamos Black Lips (risas). Era todo muy alocado, sólo tocar, tocar y soñar con grabar un disco con Bomp! y girar algún día por Europa. Y conseguimos ambas cosas, lo que es una pasada. Girar por Europa es la hostia, te tratan a cuerpo de rey comparado con EEUU, empezando por el hecho de que te dan bebida y comida gratis, algo impensable aquí. Cuando acabamos una gira por Europa, nadie quiere volver a casa (risas).

Soy fan del clip de grabasteis para “Fad”, de vuestro primer disco. ¿Quién tuvo la idea de grabar esa majadería tan cachonda?
Fue cosa de Monty Buckles, el realizador. Nos vio en el Blackout de 2003 y se animó a buscarnos conciertos en el área de Los Ángeles. Nos hicimos colegas y grabamos la idea que tenía en la cabeza durante tres o cuatro días. Fue muy divertido. Creo que haremos una peli de terror con él. (Monty Buckles habla acerca de la hilarante experiencia en una reveladora entrevista publicada en 2004 en www.mvwire.com, n.d.a.)

¿Qué recuerdos tienes de las veces que habéis tocado en España?
Recuerdo especialmente el concierto que dimos en la casa-mansión de un fan nuestro de Legazpi. Fue increíble, prepararon una barbacoa y todo (hay un vídeo de esa noche en YouTube, n.d.a.). No es algo habitual en Europa, allí solemos tocar en clubes. Te puedes imaginar, pues, la alegría que nos produce tocar en el Primavera Sound, un festival del que me han hablado muy bien. Además, tengo ganas de visitar Barcelona, sólo recuerdo haber estado en una estación de autobuses (¡?)

¿Y qué tal la experiencia con Mr. Gibbs, the moonshine man?

¡Oh, él! Le conocemos de hace años. Para pagarse los estudios, Cole trabajó durante una temporada en un programa de ayuda social construyendo casas para gente sin recursos y así conoció a Mr. Gibbs, uno de los destiladores de alcohol más célebres del Sur de EEUU. La última vez que fuimos a verle nos llevamos a un amigo valenciano para que viviera la experiencia sureña de una forma atípica, intensa y que seguro no iba a olvidar. Los misterios de Johns Island se adentraron en su cuerpo… y en los nuestros, claro.

Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (mayo 2007)

www.black-lips.com/

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s