MAYER HAWTHORNE. Corte clásico, prendas modernas

¿Otro blanquito haciendo revival soul? Sí, pero con matices. Mayer Hawthorne (nacido Andrew Mayer Cohen en 1979) no profesa su amor por los viejos vinilos de la Motown con el mismo grado de emulación sonora que, digamos, Eli “Paperboy” Reed. Nacido en Ann Arbour, Michigan, Hawthorne creció bajo el influjo perenne de la vecina Detroit, la cuna del sello de Berry Gordy, pero el chispazo musical definitivo lo experimentó a través de las rimas y los beats de la escena hip-hop underground de la ciudad. En sus suburbios se forjó también otro blanquito que acabaría sacudiendo los cimientos del género, Eminem, pero Hawthorne se sentía más atraído por el trabajo de J Dilla, aclamado por su trabajo como productor para Common, De La Soul o Pharcyde y por las grabaciones que, a su nombre o como miembro de Slum Village, editó antes de su inesperada muerte en 2006. Con éstos últimos tuvo la oportunidad de actuar Hawthorne en directo bajo el nombre de Haircut, su alias como DJ, MC y productor, una faceta que ha venido desarrollando a lo largo de casi diez años y que le ha servido para curtirse musicalmente y ganarse el respeto de la escena. ¿Y cómo se produce el salto al revival soul? El MySpace de Haircut nos da las primeras pistas: “Puedo pinchar cualquier cosa: discos de hip-hop, R&B, funk, reggae, rock o techno del pasado, del presente y a veces del futuro”. Es esa asunción desprejuiciada de la música, sumada al bagaje musical familiar, lo que le ha llevado a “jugar” con su pasión por el soul y a grabar de forma casera unas canciones que rinden tributo a Curtis Mayfield, Isaac Hayes y la escudería Motown con una voluntad de sonar actuales pero sin caer en la artificiosa producción del R&B actual. En A strange arrangement (editado por el prestigioso sello angelino de hip-hop Stones Throw, distribuido aquí por Nuevos Medios) hay un sonido urbano, un beat que late al ritmo de la calle y de sus gentes, no al compás programado del último gadget de manipulación sonora. Tiene groove y desparpajo, definitivamente es un soplo de aire fresco dentro de este revival soul harto repetitivo.

¿Cómo te sientes al trabajar para Stones Throw?
Llevo años admirando el trabajo de Peanut Butter Wolf y su equipo y es un honor formar parte de un sello en cuyo catálogo figuran algunos de mis héroes musicales, como J Dilla, Guilty Simpson, Madlib o Dam-Funk. Además, en Stones Throw me dan libertad y apoyo totales para que lleve a cabo mis ideas, por locas que éstas sean. Peanut Butter Wolf edita música que ama de forma genuina y no aquella que cree que necesariamente venderá.

El primer single del disco, «Just Ain’t Gonna Work Out», ha sido un pequeño fenómeno alternativo; ¿cómo te ha pillado este éxito?
El recibimiento por parte de la gente ha sido maravilloso y eso es algo que no deja de sorprenderme porque cuando grabé las primeras canciones como Mayer Hawthorne lo hice asumiéndolo como un proyecto paralelo a mi trabajo como productor y DJ. No esperaba tan siquiera que llegaran a ver la luz, era como una especie de divertimento y por eso todo lo que he vivido gracias al interés de Stones Throw es tan sorprendente, una especie de shock.

¿Y cómo llevas las palabras de admiración que te profesan personajes de referencia del negocio como Justin Timberlake, Gilles Peterson o Mark Ronson?
Es difícil de asimilar, casi surrealista. Que hablen bien de mí esos personajes que citas, u otros como Snoop Dogg o John Mayer que también me han mostrado su apoyo, es increíble. Es gente a la que respeto dentro del negocio… Por suerte no ha declarado ser fan mío alguien cuya música deteste (risas).

Cuéntanos quién te acompaña en directo y cómo es el show que ofrecéis.
Me acompañan The County, una gran banda formada por grandes músicos. Pero, ojo, no nos limitamos a subir al escenario a interpretar las canciones del disco; ofrecemos un auténtico espectáculo para que la gente se contagie de nuestro entusiasmo y salga del concierto satisfecho de haber pagado su entrada.

Hablamos de tus raíces. ¿Cuán influyente ha sido en tu música crecer en Detroit?
No puedo imaginar mi vida si hubiera nacido en otro lugar. La gente de Detroit estamos muy orgullosos la herencia de la ciudad, allá donde vamos nos sentimos representantes de Detroit. Me siento afortunado de haber crecido allí porque no hay otro sitio con tanto soul, tanto alma como Detroit. Es la cuna del sello Motown, acaso una de las discográficas más importantes e influyentes de la historia, y eso es algo que determina el carácter de los que hemos nacido y crecido allí. La música creada en esa escudería empapó para siempre las calles y las gentes de la ciudad, por mucho que el sello se trasladara a Los Ángeles a principios de los 70. Curiosamente, ahora llevo dos años viviendo en Los Ángeles y, aunque me gusta, si pudiera hacer lo que estoy haciendo aquí en mi ciudad lo haría, pero desgraciadamente ya no hay industria musical en Detroit. Si quería ganarme la vida con mi música tenía que trasladarme a Los Ángeles; es algo triste, pero así son las cosas…

Tengo entendido que tu padre es músico, ¿te dio algún consejo de veterano cuando empezaste tu carrera?
Mi padre sigue en activo, toca el bajo en un grupo de Detroit y siempre ha sido un referente para mí. ¿Si me ha dado algún consejo? Sí, solo uno, “no te metas en el negocio de la música (risas). Consigue un trabajo más estable, gradúate en la universidad y así no tendrás que tratar de ganarte la vida solamente con tu música”. Hay muy poca gente que pueda vivir de esto; personalmente, llevo doce años tratando de hacer escuchar lo que tengo que decir y luchando por llegar donde estoy ahora. Ha sido, está siendo un trabajo duro, pero empiezo a ver que vale la pena el esfuerzo.

¿Cómo crees que tu background como músico de hip-hop se transmite en tu recuperación del sonido soul de la Motown?
No había tan siquiera nacido cuando Motown se hallaba en su apogeo, entre los 60 y 70. Crecí escuchando a Pete Rock, Public Enemy, De La Soul o Gang Starr; fue a través de ellos y otros grandes nombres del hip-hop que empecé a interesarme por la música y ya hace diez años que me inicié en este negocio como DJ y productor de hip-hop. Es un estilo musical que surgió con una actitud rebelde y creo que ese background le da a mi música un carácter especial, una actitud y también un rollo fresco y nuevo. Porque no quiero que los chavales que escuchan mis canciones piensen que están escuchando la música de sus padres, no quería un sonido retro o mimético con los logros del pasado. Quiero que sientan que es música que les pertenece a ellos, que es joven y nueva por mucho que evoque sonidos del pasado.

¿Cuéntanos cómo grabaste las canciones del disco?
Lo grabé prácticamente todo yo solo en mi dormitorio de mi apartamento en Los Ángeles. No suena nada glamoroso, lo sé, pero eran los recursos que tenía a mi alcance al trabajar con un presupuesto bajo y para una discográfica independiente. Cuando se habla del sonido vintage del disco puedo asegurarte que no fue algo intencionado sino resultado de las condiciones algo rudimentarias de la grabación (risas).

«Your Easy Lovin’ Ain’t Pleasin’ Nothin’» remite inequívocamente al «You Can’t Hurry Love» de las Supremes; ¿es el trío Holland-Dozier-Holland una de tus grandes influencias como compositor?
Absolutamente. Ellos y Smokey Robinson son mis dos grandes referentes dentro del sello Motown. Otro, ya fuera de él, sería Curtis Mayfield. Tuve la oportunidad de conocer a Lamont Dozier tras una charla que dio en Los Ángeles y fue una experiencia fantástica, inolvidable porque se mostró tremendamente humilde y cercano conmigo. Que alguien de su categoría, un referente ineludible para todos aquellos que aspiramos a escribir algún día buenas canciones, me dedicara un rato de su tiempo para que le acribillara a preguntas y parabienes es digno de elogio.

He leído que eras fan de Ministry, Helmet o Tool; ¿sigues escuchando discos de metal alternativo hoy en día?
Sigo escuchando esos discos, forman parte de mi educación musical y para nada soy uno de esos tipos que reniegan de lo que escuchaban de adolescentes y se avergüenzan de sus pecados de juventud. Por ejemplo, ayer volví a escuchar Siamese Dream, de The Smashing Pumpkins, que puede que sea uno de mis discos favoritos de todos los tiempos. Yo no me cierro a nada, sería un idiota si lo hiciera; creo que los prejuicios van en contra del disfrute de la música, tengo mundo ahí afuera lleno de melodías todavía por descubrir y eso es lo que mantiene mi pasión por la música. Escucho de todo: pop brasileño, reggae, boogie-funk de los 80, new-wave… Creo que a pesar de ser un disco esencialmente soul, A strange arrangement tiene un poco de todo, puedes escuchar trazos de otros estilos que me gustan a lo largo del disco.

Háblanos de tu look, perfectamente cuidado.
Siempre he cuidado mi aspecto, me parece una faceta importante de lo que quiero comunicar como músico. Ya lo hacía cuando estaba metido de lleno en el hip-hop, mezclando vestuario de corte clásico con prendas más modernas. Tu look refuerza tu mensaje, de eso no hay duda; por eso me gusta combinar chaquetas vintage con zapatillas deportivas último modelo.

Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (enero 2010)

www.myspace.com/mayerhawthorne

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