En mayo de 2012, mientras preparaba el artículo sobre mi viaje al Austin Psych Fest que publicaría Ruta 66, contacté con Al Lover, nom de guerre de Alex Gundlach, DJ oficial del festival y remixer de Ty Segall, King Tuff o Night Beats. Lamentablemente, por cuestiones de espacio, sus declaraciones se quedaron fuera. Ahora que viene a visitarnos para ofrecer otra de sus triposas sesiones he decidido recuperar aquella breve entrevista. Da cierto vértigo, al tiempo que provoca alegría, pensar que en 2014 el festival habrá crecido de forma espectacular en comparación a esa edición de 2012 que Gundlach y yo, cada uno desde su perspectiva pero ambos como fans, vivimos con la mente abierta y una enorme sonrisa dibujada en el rostro…
¿Cuánto hace que acudes al festival y qué crees que lo convierte en un evento tan especial?
Este ha sido mi primer año. Desde el momento en que pisé el recinto percibí las buenas vibraciones que transmiten tanto el sitio como la gente allí reunida; a todos nos unen las ganas de pasarlo bien y disfrutar de bandas geniales. No soy muy fan de los festivales musicales, pero éste es realmente especial y, aún a riesgo de sonar cursi, mágico.
¿Qué tal es tu relación con los chicos de Reverberation Appreciation Society, los organizadores?
Son super cool, muy amables y sin nada de ego. Saben que tienen algo bonito entre manos, algo importante y que significa mucho tanto para el público como para las bandas. Es una mezcla de experiencia psicodélica y hospitalidad sureña.
¿Por qué empezaste a realizar las mixtapes y cómo las preparas?
Los de la organización me contactaron para invitarme a actuar con mi grupo Al Lover & The Haters justo cuando acababa de publicar una mixtape con un puñado de temas de rock’n’roll contemporáneo. La escucharon y, como ya tenían la idea de crear una mixtape para promocionar el festival, me pidieron si les podría echar un cable. Dije que sí, claro. Había grupos del cartel de ese año de los que sí tenía discos, pero otros de los que tuve que bucear por la red. Tiré de Google, Bandcamp, Facebook y Soundcloud y empecé a descargar. La primera mixtape la hice con un Serato y dos platos que filtré por una reverb y un pedal de delay para darle un aire más triposo. Luego opté por streaming más cut & paste, directo de Internet. No es la aproximación clásica a una mixtape, ¡pero vivimos en el futuro y tenía que hacer mi trabajo!
¿Qué tal la experiencia de actuar en el festival?
Tío, fue increíble. Abrimos el festival con Al Lover & The Haters y fue alucinante, la gente muy entregada y flipando con la música. Un chaval se me acercó después del bolo y me dijo, con una sonrisa de oreja a oreja “Cuando empezasteis a tocar fue justo cuando me subió el ácido, ¡me volásteis el cerebro!”. La gente también me felicitó por mis sets como DJ entre grupos, lo cual siempre es de agradecer. No pude ver todos los conciertos que quería pero los que disfruté desde un lado del escenario en el Emo’s fueron droga pura.
¿Alguno que quieras destacar?
¡Demasiados! Creo que mi favorito fue Bombino, qué música tan hermosa y fascinante. También Brian Jonestown Massacre; no les había visto nunca y fue un auténtico trip. Pude ver al fin en directo a The Black Angels y The Black Lips dieron el mejor concierto que les he visto jamás. Y Night Beats y Thee Oh Sees siempre arrasan.
¿Cómo crees que el festival mantiene vivo el legado musical de la ciudad de Austin y cómo te sientes al formar parte de esta tradición psicodélica con tu banda?
Austin Psych Fest es la reverberación física y psíquica de algo muy especial que ocurrió en Texas en la década de 1960, algo que a su tiempo reverberaba una conciencia más antigua, ideas del Este unidas para la eternidad con el blues americano. Si lo piensas, es algo hermoso y formar parte de ello es algo que cuesta describir en palabras. Un honor que acepto con humildad, algo que recordaré siempre.
Austin tiene un aura especial, la gente es acogedora y de mentalidad abierta, la ciudad posee una vibrante escena cultural y musical. ¿Qué es lo que personalmente más te gusta de ella?
Es una de esas ciudades del Sur con personalidad propia, con carácter. Buena gente y buena música. Un núcleo de creatividad y libertad de expresión rodeado por la América más reaccionaria y asquerosa. ¡Oh! Y las BBQ son excepcionales también.