Love, Nature and Disasters, editado al alimón por Sunny Day y Lontano Records, es el trabajo que ratifica las notables expectativas generadas hace un par de años a raíz del homónimo mini-LP de debut de la banda afincada en Madrid. Cristalino folk, fibroso pop-rock y rugiente country, cuatro músicos con un hondo y poliédrico conocimiento de un legado musical del que aprehenden con soltura para trazar las líneas maestras de su propio cancionero. Banda de futuro, toca apoyar entre todos su presente. Hablamos con Isaac Mangas, guitarrista y cantante.
¿Es la naturaleza una válvula de escape, un necesario refugio para cuando amor y desastre lo confunden todo en una urbe como Madrid?
¡Nos conoces mejor que nuestras madres! No se podría describir mejor. La belleza de las nubes o un simple árbol, perderse en el horizonte, escuchar el río y sentir que no hay nada más entre tú y la naturaleza son de esos pocos placeres que te abstraen de todo y que todo el mundo comparte de una manera u otra. Ninguno de nosotros somos de Madrid y aunque también nos gusta el asfalto, compartimos ese amor por la naturaleza, hablamos de lugares especiales, playas, picos e incluso nos vamos a las sierra juntos de vez en cuando.
En este sentido, ¿cómo fue para ti adaptarte a la capital y cuán importante fue para el proceso poder encontrar almas afines en ella como Javi, David y Marco y montar una banda juntos?
Fue tan rápido que casi ni me enteré. En las provincias parece que todos los procesos van un poco más despacio. De hecho lo intenté hacer en Asturias pero no cuajó; puede que me topase con cierta “endogamia” allí también. No todo el mundo escucha lo que hace el otro sin cierto prejuicio. Triste, ¿eh? David y yo nos conocíamos algo más, pero con Marco y Javi fue hacer un ensayo y saber que ahí había algo que queríamos seguir haciendo juntos. Esas amplias sonrisas de complicidad en el local cuanto terminas de hacer un tema son algo impagable.
Desde el principio, tanto en vuestro debut como en vuestros directos, disteis muestra de una cohesión como banda, de una rotundidad en la ejecución, poco habitual en una banda “nueva”; ¿notábais vosotros también cierta conjunción mágica, cierta connexión instantánea?
En el primer disco yo tenía unos temas cogidos con pinzas y la banda me ayudó a redondearlos y a quitar rebabas. A pesar de apuntar hacia varias direcciones se consiguio que focalizásemos el resultado tema por tema. Referente a los directos, unos son mejores y otros peores pues hay muchos factores que desde el escenario son muy difíciles de controlar, al menos en esta liga en la que jugamos. Cuando te fijas en la cara de algunas personas de la audiencia y ves que algo no está del todo bien la solución es intentar pasártelo lo mejor que puedes. Actualmente ese es nuestro baremo para evaluar un concierto, lo que disfrutemos tocando.
En “Pictures of the century”, como en “I dreamt a war” del primer disco, mostrais cierto desasosiego ante los convulsos tiempos que vivimos. Siendo bálsamo o anestésico ante la debacle, ¿puede también la música ser todavía catalizadora de cambios, agitadora de conciencias (cada vez menos) adormecidas?
Por supuesto. Aún hay letras que llegan a la gente. Al final esto no es una obligación para el compositor, pues cada uno debe componer lo que pueda interpretar con coherencia y cuantos más sentimientos canalices mejor va a funcionar. Personalmente, me emocionan algunas canciones de Cecilia y Nacho Vegas por el mensaje que transmiten.
¿Qué os atrajo del trabajo de Sonia Paredero para encargarle tanto el diseño del logo de la banda como el de vuestros discos?
Radio City Discos es una especie de santuario para nosotros. No solo encuentras gran cantidad de discos sino que además cuenta con la figura de un gran prescriptor que es Jesús, su gerente. La tienda está decorada por Sonia, su señora, con ese particular estilo que le da un toque de museo del folk-rock con el que te quedas embobado. Supongo que nos motivó que nuestros discos fueran parte viva de ese pequeño mundo y se integrasen orgánicamente con el resto de cuadros y objetos decorativos.
Recomiéndanos alguna joya oculta entre la vasta producción del folk rock yanqui de los 60’s-70’s.
If You Saw Thro’ My Eyes, de Ian Matthews, con esa mezcla de guiri y yanki que tanto nos flipa. De Dan Molding & Dave Scott, The Train Don´t Stop Here Anymore, una opera rock bastante desconocida para lo que mola. At Home, de Lambertt & Nuttycombe, más productores que intérpretes. UFO, de Jim Sullivan, un freaky de los aliens con muchísima clase. Y de Gosdin Brothers, Sounds of Goodbye, un disco brutal con Clarence White a la guitarra.
¿Por qué le dedicáis un tema, “The Fight”, a la mítica serie de combates de boxeo entre Micky Ward y Arturo Gatti?
El boxeo tiene tres cosas que me apasionan. La parte animal, la filosifía de la supervivencia hecha deporte; el respeto, no en vano se llama el noble arte; y la mitomanía, cada época de boxeo va muy ligada a un tipo de música o a una parte de la historia gracias a filmes como Toro Salvaje o Rocco y sus Hermanos. Es impensable no relacionar a Muhammad Ali con el soul-funk, por ejemplo. Incluso nuestro campeón Perico Fernandez sacó un single. La trilogía Gatti vs Ward es increíble boxisticamente. Se dan hasta casi matarse y se abrazan como hermanos al finalizar cada uno de los tres combates. Ward acabaría como entrenador del joven Gatti, que falleció en extrañas circunstancias. Es una de esas historias que lo tiene todo.
Maravillosa y vibrante la versión de «Flowers Never Bend with the Rainfall”. Simon & Garfunkel, un tándem cuya grandeza nunca está de más reivindicar, ¿verdad?
Parece que algunos grupos no pueden ser reivindicados por haber alcanzado cierto éxito y esto hace que se pierda en el olvido para algunos lo grandes que han sido. Cuando terminamos de grabar el tema y lo escuchamos la frase exacta fue: “Joder, qué pena que no sea nuestra”.
Os reconocéis amantes “del rock psicodélico y del folk de todas las épocas”; así pues, ¿qué artistas actuales de esa onda son los que más os están haciendo vibrar?
Recomendamos bandas como Dough Tuttle, Morgan Delt, Wolf People, Elephant Stone, Woods… Todos ellos con una forma muy fresca de componer y jugar con la psicodelia que hacía tiempo que nos se hacía; nos encanta este revival. En una onda más country el último disco de Daniel Romano es muy recomendable también.
Texto: Roger Estrada
Fotografías: Felipe Hernández-Durán / ecstasyandwine67.blogspot.com.es
Entrevista publicada en Ruta 66 (noviembre 2014)