TIMMY’S ORGANISM
Heathen Heartless
Third Man Records
En agosto de 1996, Dan Kroha (Gories, Demolition Doll Rods) ejerce de cicerone de Ignacio Julià por las desoladas calles de la antaño rugiente Detroit. Las ruinas del histórico Grande Ballroom, conocido como el Fillmore del Medio Oeste y donde héroes locales como MC5, Rationals o los Amboy Dukes de Ted Nuguet forjaron su leyenda a finales de los sesenta, ejercen de silente, fantasmal testiomonio del estado de abandono que vive la Motor City, uno de los epicentros de la música popular estadounidense. Mitch Ryder, Aretha Franklin, The Stooges, Smokey Robinson, Marvin Gaye, Wilson Pickett, Bob Seger o George Clinton edificaron sus trayectorias en una ciudad que, como cantaba John Lee Hooker, siempre estaba ardiendo. “Ya solo quedan rescoldos de aquel fuego”, concluía apesadumbrado Julià en su artículo “Detroit Rock City, la derrota de un gigante” (Ruta 123, diciembre del 96); “esta en otra época vibrante ciudad de nombre afrancesado no merece, pues, la agonía que está viviendo”.
“Vivir en Detroit es como estar en ninguna parte, un lugar donde el Mustang que viene por la calle tiene más valor que tú. De esa situación surge, creo, el deseo de ser alguien y responder a cualquier cosa que afirme que eres totalmente humano. Y si resulta que esa cosa sale de la misma nulidad que te han dicho será tu vida, la abrazas con mayor ímpetu todavía. No eres nadie, pero de pronto alguien llega y te dice que eres alguien, que has perdido tu anonimato, que lo único que tienes que hacer es… KICK OUT THE JAMS, MOTHERFUCKER!”. Esta reflexión del crítico musical Dave Marsh, recuperada por Julià en el citado artículo para ayudar a entender la “fuerte relación que existe entre los habitantes de Detroit y sus yacimientos musicales”, resuena hoy premonitoria de lo que emergería –o de lo que ya estaba emergiendo– de entre las cenizas de la Ciudad del Motor cuando nuestro co-fundador regresó de ella.
Porque junto a veteranos como Demolition Doll Rods, The Dirtbombs –el grupo formado por Mick Collins tras finiquitar a los Gories–, Rocket 445 o The Hentchmen, a finales de los noventa una serie de jóvenes bandas conformó una nueva escena local que acabaría por volver a ubicar a D-Town en el ojo del huracán, especialmente cuando la prensa británica pareció hallar en ella el Santo Grial Rock tras años de desatención, absorta como había estado en el britpop, sus sucedáneos y el placebo de la electrónica. Bantam Rooster, The Dirtys, Soledad Brothers, Detroit Cobras, The Sights, Outrageous Cherry, The Paybacks, Gore Gore Girls, The Come Ons, The Witches, Electric Six o, claro está, The White Stripes agitaron a conciencia los destartalados cimientos de una ciudad que, para bien o para mal, ya no volvería a ser la misma…

… ¡Oh, perdón! Olvidé mencionar en esa relación a Clone Defects, descritos por Jaime Gonzalo como “anguloso post-punk que se erige a partir de las enseñanzas de Weirdos y los Heartbreakers etapa Richard Hell” en su artículo “Nueva piel para la vieja ceremonia”, repaso al fenómeno publicado en 2002, un Ruta 189 en cuya portada lucían los molantes, locales The Go con el provocador, significativo titular “Todo sobre la escena que White Stripes NO inventaron”. ¡Ouch! Si bien es cierto que Jack –y Meg– White no inventó nada, también lo es que su éxito sirvió de catalizador para las trayectorias de unas bandas vecinas / amigas que le respetaban y, muy especialmente, para la de unos Clone Defects a quienes produjo el primer single (bajo el seudónimo de The Third Man) y a los que se llevó de gira en el año 2000. ¿Su líder? Tim Lampinen, conocido como Timmy Vulgar en Detroit y en el espacio exterior.
Recorremos quince años en una frase: Clone Defects publican dos mayestáticos elepés de culto –Blood on Jupiter (Tom Perkins, 01) y Shapes of Venus (In The Red, 03)–; tras su implosión, el imparable Vulgar alumbra en 2005 Human Eye –caótica amalgama de space-rock, psicodelia y punk mutante que le debe tanto a Captain Beefheart y Roky Ericksonn como a Ed Wood y Roger Corman– y hacia 2008 activa Timmy’s Organism para dar salida a lo que él define como “raw sewage rock”, algo así como crudo rock de las aguas residuales. Sucio e infeccioso, como debe ser. Tras incontables 7” y dos notables álbumes –Rise Of The Green Gorilla (Sacred Bones, 10) y Raw Sewage Roq (In The Red, 12)–, Third Man Records publica ahora Heathen Heartless, sin duda la más rotunda, cohesionada de las grabaciones en las que ha participado Lampinen en sus más de quince años azotando las ciénagas de su providencial, desparramado talento.
No se me ocurre mejor manera de arrancar el año I después de nuestro trigésimo aniversario que a lomos de “Get up, get out“, el misil Tierra–Marte con el que se abre esta encabritada rodaja, deliciosa concatenación de trallazos que haría chuparse los dedos a Vincent Furnier –Alice Cooper en Detroit y en nuestras más dulces pesadillas– o al Lemmy etapa Hawkwind. Heathen Heartless es proto-punk flamígero, heavy-blues paquidérmico (abrumadora “Weather Woman”), garage trepanacráneos y hasta Rocky Horror epic glam en la celestial “Please Don’t Be Going”. Todo perpetrado por un power trío de la peor calaña –Jeff Giant al bajo, Blake Hill a los parches– que Vulgar lidera con enloquecida furia –esos riffs monstruosos, ese alarido puro Beefheart–; adorables majaras del underground yanqui que justifican por si solos nuestra propia existencia (¿supervivencia?) como revista. ¡Seguimos!
Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (enero 2016)