LOS CHICOS. The kids are really fuckin’ olrait!

Foto: David Frías
Foto: David Frías

Han pasado quince años ya desde que Los Chicos irrumpieran en escena cual jauría de Correcaminos beodos, siempre dispuestos a poner del revés todo escenario al que se subían con su descacharrante fiestón rocanrolero. Quince años, seis discos, más conciertos de lo que su memoria recuerda y un prestigio –que ha cruzado fronteras – construido a base de dar siempre el máximo de sí mismos. Constatar que han pasado tres lustros puede hacernos sentir algo viejunos, pero es pinchar los temas de su nuevo Rockpile of Shit –coeditado al alimón entre el sello londinense Dirty Water y su propia disquera Folc Records– y sentir el mismo cosquilleo que antaño; eso es, las mismas ganas de salir en estampida hacia el bar más cercano, pedirse una jarra de cerveza bien fría y berrear con tus colegas nuevos hits para la algarabía eterna como «More Beer», «I Don’t Wanna Learn Anymore», «Older and Better» o «Rockpile of Shit». Producido por ellos mismos con la inestimable colaboración de Hendrik Röver (Los Deltonos) y los sabios consejos de Johnny Casino –uno de los muchos amigos que tienen en su segunda tierra, Australia–, su último pepinazo carga las tintas en la vertiente más pub-rock de un sonido, el suyo, que ruge más engrasado que nunca e igual de prendemechas que siempre. Al habla con Rafa Suñén y Gerardo Urchaga: the kids are really fuckin’ olrait, mama!

No está mal el afilado dardo que le lanzáis al Malasaña hipster en «A Kingdom of coolness», el tema que abre el disco.
Gerardo: Nosotros nos conocimos allí hace quince años y cualquiera que viviera esa época te dirá que el barrio ha cambiado muchísimo. Solo te diré que por aquél entonces salir por Malasaña estaba visto como algo raro, a la gente digamos normal le parecía un barrio peligroso.

Rafa: Tenía una parte chunga, sin duda, pero había personajes maravillosos, un ambiente único y musicón por todas partes. Era un barrio auténtico. Pero se puso en marcha un plan para acabar con todo aquello, impulsado por una especie de holding inmobiliario llamado Triball que ofrecía alquileres a precios muy bajos y con condiciones favorables si abrías negocios como cafés o tiendas que atrajeran a la zona a un nuevo tipo de público. Pero al mismo tiempo que eso se producía, se intentaba asfixiar la vida nocturna, con multas a locales emblemáticos como el Nasti. No sé, Madrid es una ciudad que me encanta, pero si uno ha conocido ese Malasaña es inevitable sentirse descolocado hoy en día. Suerte que tenemos el Nueva Visión, el Weirdo y La Vía Láctea.

74985_10153624006627979_4478904639376917463_n

En «Older and Better» cantáis: “Pasan los años / Festejamos más duro que nunca / Preparaos / Porque somos más viejos y mejores”.  Seréis mejores, pero debéis reconocer que los años pesan y las resacas son más largas.
Gerardo: Yo resaca sigo sin tener, pero los huesos sí que crujen algo más que antes.

Rafa: Bueno, pasamos unos meses bastante jodidos hace algo más de un año. Gerardo se rompió la pierna y estuvo una temporada tocando sentado en una silla tipo tablao flamenco; Antonio se fastidió la muñeca y tuvo que operarse, pero guay porque le pusieron una mano robótica  programada en pub-rock pero con presets para que pueda elegir: Dave Edmunds, Steve Vai y otros punteos guapos más. Y yo hace un tiempo también tuve un susto bueno en el oído, pero si te digo la verdad creo que estoy mejor de salud ahora que hace cinco años. Supongo que la clave está en no ir de afters.

Gerardo: La importancia de la hora de retirada.

Rafa: Exacto. Pero en directo seguimos a mil. El otro día me metí un hostión importante; había un cubo de la basura al lado del escenario, salté dentro y me jodí la rodilla. Una pésima idea.

Gerardo: Pero que al público le encantó.

¿De dónde sale la inspiración para escribir un tema como «Mommy’s on MDMA»?
En el Primavera Sound del año pasado estaba con un amigo australiano, su novia y el hijo de ambos, de unos diez años. Fue un día bastante loco, porque también tocaban AC/DC y salimos del festi para ir a verles y luego volvimos, ya de madrugada. Mi colega y yo estábamos de pedo hablando sobre títulos de canciones y no sé por qué pero en un momento le dijo a su hijo “Mira, mamá va de MDMA”; el chaval no entendía nada, claro, pero le daba igual porque estaba jugando y riendo. El tema es que después de decírselo, el colega me dijo “Esto sí que es un buen título para una canción”. Me lo apunté para no olvidarlo. Las partes de la canción que describen cómo va la madre se inspiran en ella; ojo, que estaba puesta pero con un rollo muy agradable, encantadora con todos y super bien con el niño. Asuntos sociales no podría decir nada. (Risas)

Foto: Carlos Preil Abras
Foto: Carlos Preil Abras

¿Por qué John Belushi es un Dios para vosotros?
Gerardo: Porque era el Dios de la fiesta y un referente para todos los fiesteros el mundo. La canción donde le mencionamos es un homenaje al Bule Bule Toga Fest de Tarragona, que es como la peli Desmadre a la americana pero en festival.

Rafa: Mira que llevamos años en esto, pero te aseguro que es el desmadre más bestia en el que hemos actuado jamás. Éramos cinco grupos y todos de un rollo similar, muy de montar la fiesta y buscar la respuesta del público a saco. Yo iba viendo los conciertos y me iba acojonando porque era un bolazo tras otro; les dije a los gemelos “tíos, está complicada la cosa, a ver qué vamos a hacer” y ellos todo serios me contestaron “pues qué vamos a hacer, lo de siempre”. (Risas) Por cierto, tienes que buscar el vídeo en YouTube de cuando me subí a cantar el “New Race” de Radio Birdman con The Oddballs, el grupo de Juanillo Basura; míralo y fíjate en él, en el globo que lleva, y en lo loca que está la peña.

Después de tres discos con Mike Mariconda a los controles, ¿qué os llevó a cambiar de enfoque para la producción de Rockpile of Shit?
Gerardo: La anterior vez que fuimos a Australia le planteamos a Johnny Casino la idea de trabajar juntos; se lo explicamos a Mike y lo entendió perfectamente, nos dijo que nos iba a ir bien probar algo nuevo y que Johnny sería perfecto.

Rafa: Johnny llegó a plantear la posibilidad de producir el disco junto a Mike, que hubiera sido la hostia, un auténtico Gran Hermano VIP; pero al final se puso malo de la espalda y no pudo venir. Nos pasó algunas ideas para arreglos y tal, pero esencialmente el disco lo hemos hecho solos con la ayuda Hendrik y ha sido genial. Grabar con él es como estar en una peli del oeste, transmite calma y sus aportaciones siempre entran muy bien… Bueno, excepto algún cencerro que le hemos hecho quitar. (Risas)

En «Rockpile of Shit», el tema, hacéis referencia a un exabrupto lanzado contra vosotros por un oyente que no os tenía en alta estima.
Rafa: A ver, la gente por lo general nos quiere, creo que nos lo hemos currado para ganarnos el afecto del público y de las otras bandas, pero hay que ser sinceros y reconocer que somos un poco cafres, que tenemos nuestras limitaciones como músicos. Y ese tema se inspira en un tipo que nos dijo que éramos una pachanga espantosa; pues a veces sí, hombre. Somos unos Rockpile de granja y lo llevamos bien. Dicho esto, también es verdad que la etiqueta de banda chuza que llevamos años arrastrando pues como que a veces cansa; nos pondremos pedo por la noche, pero si sólo fuéramos eso no nos habríamos labrado las relaciones profesionales que nos hemos labrado a lo largo de los años.

Los Chicos y sus groupies australianas.
Los Chicos y sus groupies australianas.

En relación con esto, cuatro giras ya por Australia y cada vez sumando nuevos fans, también entre los músicos locales. ¿Qué tiene esa tierra para que hayáis encajado tan bien?
Gerardo: La primera vez que giramos por allí conectamos muy rápidamente con la gente y recuerdo que flipábamos porque vinieron a vernos gente de Radio Birdman y Hoodoo Gurus, que son héroes para nosotros. Siempre que volvemos hay peña que repite y grupos que nos escriben antes para intentar tocar con nosotros.

Rafa: Aparte de fans del grupo allí hemos hecho amigos y eso es algo que se nota cada vez que anunciamos nueva gira en nuestro Facebook; empezamos a recibir mensajes en plan “¡Qué ganas de veros!” o preguntándonos si necesitamos algo para esos días. Todo el mundo es súper majo y muy acogedor, es como una tierra de fantasía para nosotros porque es increíble las experiencias que hemos vivido las cuatro veces que hemos girado por allí. La última cosa alucinante que nos ha pasado relacionada con Australia es que van a hacer un disco de homenaje a Spencer P. Jones, que está jodido de salud, y nos ha escrito un colega de allí para decirnos que seguro que a él le gustaría que Los Chicos estuviéramos en él. Imagínate cómo nos quedamos, no por ser fans de Spencer, que también, sino porque es nuestro amigo y formar parte de este proyecto es algo que nos emociona.

El pasado 3 de febrero tocásteis junto a Bummer y Señor No en El Sol de Madrid, repitiendo el mismo cartel del día de vuestro primer concierto, hace quince años. ¿Cómo fue el reencuentro?
Gerardo: Fue una noche de tocar con tus colegas y pasarlo en grande. La idea de repetir ese cartel, en la misma sala y en el mismo día exacto, se les ocurrió a Juancho y Xabi durante una noche que estaban de pedo en León. Me llamaron desde allí para decirme que querían hacerlo y yo les dije que guay, pero pensando que estaban de broma. Pero al cabo de dos días Juancho me llamó para decirme que ya había reservado El Sol y yo “Pues vale, hagámoslo”.

Rafa: ¡En miércoles! Mira que intentamos hacerle ver que ese cartel era perfecto para un sábado, pero él que no y que no, que tenía que ser el mismo día exacto, 15 años después de aquel bolo. Y la verdad es que al final fue muy bien. Nosotros creo que no estuvimos mal, pero Bummer y Señor No hicieron dos bolazos.

Foto: Carlos Preil Abras
Foto: Carlos Preil Abras

Cambiando de tercio, recuerdo el cachondeo que hubo cuando se anunció el cartel del Primavera Sound y en La Vanguardia un redactor despistado se olvidó una “h” y se publicó en su web que Los Chicos ibais a actuar junto con Radiohead y LCD Soundsystem.
Gerardo: Hubo muchos colegas guiris que nos escribieron para felicitarnos por tocar en el festi; recuerdo ahora a Wally de los Meanies y a Dan de Mudhoney. Imagínate cómo se quedaban cuando les decíamos que en realidad eran Los Chichos y no nosotros los que tocaban… Y sobre todo, imagínate su reacción al escuchar sus canciones. (Risas)

Rafa: Yo creo que ha habido un error desde la organización, que en realidad nos querían traer a nosotros pero al mandar el mail alguien tecleó mal; el mánager de Los Chichos recibió la oferta y ya la cosa no se pudo parar. Nosotros nos vamos a presentar en la puerta con la fotocopia de la noticia preguntando por nuestros pases, a ver si cuela.

Para terminar, volviendo al disco, ¿de dónde surgió la idea de descuartizar las cabezas de Nick Lowe y Dave Edmunds, los líderes de esos Rockpile a los que rendís sangriento tributo?
Gerardo: Bueno, la primera versión era más loca aún; Guille, nuestro bajista, nos presentó un diseño en el que aparecía la cabeza de Wilko Johnson partida en tres y ese líquido espeso que ahora ves de color azul era más granate, según él para que pareciera kalimotxo.

Rafa: La idea era reflejar esa amalgama de estilos, ese Frankenstein de distintas influencias que son Los Chicos, pero focalizándolo en los Rockpile. Creo que Nick Lowe no nos podrá denunciar porque ese tupé bien podría ser de mi padre, pero Dave Edmunds nos va a meter un paquete seguro, porque es evidente que es él.

Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (junio 2017)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s