Resumiendo: The Hellacopters son una de las mejores bandas de rock del planeta. Negar la epatante evidencia es un ejercicio de tozudería snob ciertamente inútil. Otra cosa es el eterno debate entre la desarmante contundencia punk de sus inicios y el delicioso clasicismo rockero de sus últimas entregas. Un servidor lo tiene claro: “me quedo con todo, gracias”. Y por eso, lo vivido durante su reciente gira de presentación del magnífico “By the grace of God” se erige, con el paso de las semanas, en el sueño hecho realidad para cualquier fan total de la banda. Un completo repaso a su trayectoria que nos permitió gozar de los múltiples matices estilísticos que enriquecen su ya abultada discografía. Del hiriente caos que sigue escupiendo “(Gotta get some action) Now!” a ese hit más grande que la vida que es “Carry me home”, Hellacopters han articulado el sonido rock con una clarividencia que les convierte en referente no sólo para sus camaradas escandinavos, sino para cualquier grupo de rock que quiera saber cómo mantener una carrera honesta, coherente y ajena a la opinión de la prensa sensacionalista y los fans recelosos. El arriba firmante y Xavier Pérez, del programa Rockfever (98.1 FM – Vilassar Radio), mantuvimos una distendida charla con Robert Hellacopter (aka Robban Eriksson) antes de su show barcelonés junto a Gazza Stripers y Datsuns. Cuarenta minutos para hablar del pasado, el presente y el futuro de una de las formaciones más queridas por el ruterío.
Hay quien desconoce que grabásteis “High visibility” antes de firmar con Universal. ¿Cómo han ido las cosas ahora con “By the grace of God”?
Puede que suene extraño, pero creo que tenemos más libertad que nunca. Los de Universal saben que nosotros ya sabemos cómo queremos que se promocione nuestro disco, cuando y dónde tocar, cómo sonar, con quién y dónde grabar… Confian en nuestra experiencia a la hora de mover nuestros discos en la prensa y nos preguntan en qué revistas queremos salir, los programas de televisión a los que queremos acudir, si queremos hacer playback o no… y nosotros decidimos, así de simple. Nosotros pasamos de salir en revistas donde nos pregunten nuestro color favorito y demás estupideces. Ellos saben que esa manera de funcionar nos ha funcionado perfectamente hasta ahora y que sería ilógico forzar las cosas hacia otra dirección.
Estáis girando con los Datsuns, uno de los grupos que la prensa inglesa mete en el saco del revival rock con el que andan tan excitados últimamente. ¿Qué opinas de todo este boom y de las oportunistas modas que siempre se sacan de la manga los ingleses?
Yo adoro a los Hives; se merecen todo el éxito que están teniendo porque llevan un montón de años haciendo esto, desde el 94 o 95. Cuando sacaron “Vini, vidi, vicious” nadie les hizo puñetero caso. Medio año después alguna gente lo empezó a comprar en Suecia, hicieron una gira europea y a nadie le importó; luego otra gira europea y empezó a haber interés y luego ¡boom!, todo el mundo loco con ellos. Han estado más de dos años girando con ese disco y por fin han dicho “basta, nada de conciertos”. A Datsuns les conocimos en una fiesta en Auckland, Nueva Zelanda, donde tocamos con D4. Nos pasaron un 7” y dos años más tarde les vemos en la portada del NME y nosotros pensando “Wow! Son esos tíos de la fiesta” (risas). Son unos chavales encantadores y nos gusta lo que hacen. Todo este revuelo actual nos parece cojonudo para las bandas que tienen la oportunidad de salir del anonimato y hacer un poco de ruido con el que acabar de una vez con esa mierda de Backstreet Boys, Britney Spears y demás. En cualquier caso, nosotros no vamos a cambiar nada para complacer a los periodistas británicos, básicamente porque son rematadamente estúpidos. Nunca hemos funcionado muy bien en Inglaterra. Hemos tocado varias veces allí y siempre en el mismo club (risas). Ahora, sin embargo, tocaremos en un sitio mejor gracias a los Datsuns, que son los cabezas de cartel.
¿Qué significado esconde el título “By the grace of God”?
No tiene ningún significado religioso, para nada. En América estuvimos girando con los Quadrajets, que son de Alabama, y Kenny, nuestro bajista, les pidió una camiseta que ponía “American by birth. Southener by the grace of God”. Nos pareció que sonaba muy bien junto al nombre de Hellacopters, por el contrate infierno-Dios.
¿De quién fue la idea de sacar las tres portadas de colores distintos?
De eso se encargan Nicke y de Henke, de Challenge Custom Design, que siempre trabajan juntos en el diseño de nuestros discos. Henke nos ofreció el dibujo de la nube y el rayo y a nosotros nos encantó porque era completamente diferente a nuestras portadas anteriores y encajaba muy bien con el título del álbum. Lo curioso es que eso sucedió hace un año y no empezamos a grabar hasta cinco meses después de que ya hubiesemos decidido el título y la portada. No sabíamos qué colores utilizar y decidimos presentar una propuesta alocada a la compañía: ¡las tres combinaciones en rojo, blanco y negro! Al principio nos dijeron que no, que era demasiado caro; pero insistimos y acabaron aceptando.
¿Estás ya recuperado de la lesión de hombro que sufriste hace un tiempo?
Casi. Con el anterior disco giramos y giramos sin parar y se me inflamó mucho el hombro. Fui al médico y me dijo que tendría que haber ido seis meses atrás, porque tenía un aspecto horrible. Dos huesos se habían raspado en exceso y pequeñas piezas se me incrustaron en los músculos, lo que me provocaba un dolor insoportable. Cuando por fin acabamos de girar, me pasé siete meses en reposo total, sin tocar una sola nota. Los demás empezaron a escribir nuevas canciones y yo me concentré en la recuperación. Me operaron para seccionarme en un centímetro uno de los huesos dañados; durante un mes no pude mover el hombro y luego vino todo el proceso de recuperación. Ahora, antes de cada show tengo que calentar unos veinte minutos, como si fuera un deportista.
En una de las fotos promocionales luces una camiseta de los Monarchs. ¿No crees que es increíble la poca repercusión que ha tenido un disco tan enorme como “Make yer own fun”?
Les adoro. Hicimos diez shows con ellos en Australia, cuando aún no habian sacado el disco. Ayer estuvimos escuchando su disco en el autocar, a todos nos encanta. Recuerdo que le comenté a Brad (Shepperd) que ciertas harmonías y partes vocales de sus canciones me recordaban a The Beatles, y se puso muy contento porque él también es un gran fan. Cuando oí que se separaban me llevé una tremenda decepción porque para mí eran una de las mejores bandas australianas de los últimos tiempos… pero parece ser que se han reunido y eso es algo que debe alegrarnos a todos los amantes del rock.
¿De quién fue la idea de hacer una versión del “Big guns” de Rory Gallagher?
Fue idea de “Strings” (aka Robert Dahlqvist, god guitar rubiales), que es un gran admirador suyo. Yo ni siquiera tengo un disco de Gallagher; sé quien es, pero no había escuchado antes nada de él. Pero cuando “Strings” nos puso esa canción, flipé y me lancé de cabeza a por ella. Nick hizo los arreglos, la ensayamos, la grabamos y ahí está…. ¡aunque yo no tengo una maldita copia de ese single! (risas).
¿Has escuchado el nuevo disco de Sewergrooves?
¡Es increíble! Tengo un enorme respeto hacia Kurt como compositor. Recuerdo que él venía a los ensayos y nos decía: “¿A ver qué os parece esta canción?” Se ponía a tocar la guitarra y a cantar con toda la rabia, y yo pensaba “¿Debo seguirle o debo escuchar?” Era acojonante. Kurt es un personaje excéntrico y lleno de talento, por eso decidí tocar con él. Pero luego estaba demasiado liado con Hellacopters y tuve que dejarles, pero sigo hablando con ellos y veo que las cosas les van muy bien, con Patrick de A-Bombs como nuevo guitarrista. Les deseo lo mejor.
Viajemos al pasado. ¿Cómo surgió la colaboración de Ross The Boss en el tema “Psyched and furious” de “Payin’ the dues”?
Fue idea de Karl de White Jazz, que siempre ha sido un gran fan de Dictators. A finales del 96, se enteró de que venían a tocar a España y se puso en contacto con ellos para traérselos a Suecia. Eramos Dictatros, Nomads y Hellacopters en una gira llamada “Three Generations of Master Race Rock”. Era nuestra primera gira y fue acojonante poder hacerla junto a esas dos míticas bandas. Luego entramos a grabar “Payin’ the dues”, llamamos a Ross para preguntarle si quería colaborar en el disco, y él acepto encantado. Cuando ganamos el Grammy en Suecia, él estaba entre el público y al recoger el premio, medio borrachos, le dimos las gracias en público y casi se echa a llorar (risas). Él estaba muy nervioso porque se moría de ganas de conocer a ABBA (risas). Era uno de sus grupos favoritos.
¿Cómo recuerdas la experiencia de girar con KISS?
Ellos siempre van con esos enormes guardaespaldas y no es muy fácil acceder a ellos. Pero nosotros queríamos hacernos una foto con ellos maquillados y le dimos la paliza a uno de sus secuaces para que nos consiguiera unos minutos a solas con ellos. A la tercera noche, en Helsinki, nos dijo: “Hoy, antes de que salgan a tocar, os dejo cinco minutos”. Y nosotros, al acabar nuestra actuación, nos fuimos cagando leches a ducharnos y a ponernos nuestros ropajes más chulos. Y ¡bang!, ahí estaban ellos. Paul Stanley nos dijo: “Sois una gran banda”. Y nosotros: “Yeah!”. Después del último concierto que hicimos juntos, Gene Simmons pasó por delante nuestro acompañado de dos rubias deslumbrantes de dos metros (risas). Se paró un instante, nos miró y soltó “Si vais a seguir en el negocio del rock, dejadme que os dé dos consejos: Nunca os caséis y procurad ganar mucho dinero”. Y nosotros “Ok!” (risas).
¿Qué crees que tiene Suecia para ser uno de los países más rockeros de Europa?
Creo que forma parte de una tradición que se va heredando de generación a generación. Nosotros crecimos con los Nomads y nos animamos a formar una banda, y puede que los chavales que ahora tienen quince años y ven cómo nos van las cosas, decidan seguir nuestros pasos. Es como en el tennis, por ejemplo. Teníamos a Björn Borg y muchos críos que le adoraban se compraron una raqueta y quisieron ser tenistas.
Y con la perspectiva del tiempo, ¿cómo valoras la explosión del rock escandinavo?
Eso fue, una vez más, cosa de la prensa. De pronto, todo el interés mediático se centró en nosotros, Gluecifer, Turbonegro, Backyard Babies… Fue como con Seattle hace diez años, o con Detroit ahora. En todo el mundo, a todas horas, hay grupos locales tocando; aquí en Barcelona, en Munich, o donde quieras; pero depende mucho de lo que los medios de comunicación crean que es cool en ese momento. Creo que el “secreto” de que nos mantengamos en la brecha es que la gente ve que nos gusta lo que hacemos y que lo seguiremos haciendo aunque la gente y la prensa deje de interesarse. Estamos felices estando en la posición en la que estamos, esforzándonos para sacar cada vez un disco mejor y girando sin parar. No es que me fuera a molestar el hecho de estar en la banda más grande del mundo… ¡es que eso no va a pasar! (risas).
Disco de oro y un Grammy en Suecia, una gira de gran éxito, la prensa alabando vuestro último disco… ¿Cuál es vuestro próximo objetivo, el futuro inmediato?
Seguir haciendo lo que amamos sin planificar nada. Cuando formamos el grupo nuestro único deseo era hacer un 7” y si todo se iba a la mierda, al menos teníamos ese single para constatar que habíamos existido. Pero la gente se animó, nos ofrecieron conciertos, luego grabar un disco y aquí estamos. Estoy muy agradecido por todo lo que he vivido con Hellacopters y por haber podido combinar mis dos grandes pasiones: tocar música y viajar por todo el mundo. No lo cambiaría por nada. Y tampoco me gusta hacer grandes planes; no solemos marcarnos un calendario más allá de los próximos meses. Siempre con calma y sin cargarnos con una presión excesiva. Hay gente que monta un grupo y dice “si en un año no conseguimos un contrato discográfico, lo dejamos”. Y eso es una estupidez, porque se supone que uno toca porque le gusta y porque es divertido.
http://www.myspace.com/hellacopters
Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (marzo 2003)