No para, es un culo inquieto. Hiperactivo e hipercomunicativo, Scott McCaughey – o Scrobie McOi, como le gusta llamarse –, necesita trabajar para sentirse vivo. Porque para él trabajo es igual a diversión. Y así lo transmite cuando habla contigo por teléfono o cuando se sube a un escenario. Ante 40.000 personas como miembro de la R.E.M. Orchestra, en un pequeño club con la actual formación de su banda del alma, los adorables Young Fresh Fellows, o en las filas de The New Strychnines, la superbanda de Seattle montada en honor a los Sonics. Para dar salida a los temas que no encajaban en el cancionero de los YFF, en 1993 McCaughey hizo una llamada a Ahtens para pedirle a Peter Buck si quería embarcarse con él en una nueva aventura musical. Un café con sus vecinos en Seattle Jon Auer y Ken Stringfellow y The Minus 5 habían nacido. Muchos han sido los amigos que han ido entrando y saliendo del grupo a lo largo de los años, alterando un line-up que McCaughey y Buck han manejado con cariño y dedicación. “Down with Wilco” (Yep Roc – Discmedi, 2003), el disco que nació de su larga amistad con Jeff Tweedy, es una excelente muestra del espíritu que siempre ha guiado a este entrañable y experimentado todoterreno; sin olvidar, claro está, su más reciente novedad, “In Rock” (Yep Roc – Discmedi, 2004).
En España echamos de menos a los Fellows.
¡Allí fue donde los Young Fresh Fellows descubrimos el calimocho (risas). Parecía una mala combinación cuando me lo comentaron, ¡pero vaya si funcionaba! Hemos conocido gente muy maja en España y tenemos a nuestros fans incondicionales que nos reciben con los brazos abiertos cada vez que volvemos. Con R.E.M. he vivido noches memorables, porque tienen un montón de seguidores que acude en masa a sus conciertos. Me apena no haber podido ir nunca con los Minus 5.
En una entrevista publicada en 1997 decías: “El grupo que más esperanzas me da ahora mismo es Wilco”. ¿Cómo te sientes al haber grabado “Down with Wilco”?
Sigo creyendo que son la banda más excitante del mundo, y quizá ahora más que nunca. Hicieron un disco tan increíble y mágico como “Yankee Hotel Foxtrot”, pero es que he podido escuchar buena parte del material con el que han estado trabajando desde entonces y sigo boquiabierto. Horas y horas de música fresca, experimental y muy variada. Trabajar con ellos fue un auténtico placer; cada vez que nos encontrábamos en el estudio sabía que iba a disfrutar y aprender con ellos. Aunque Jay Bennet ya no esté con ellos, el genio y la química del grupo sigue generando canciones extraordinarias.
¿Cuándo conociste a Jeff Tweedy?
Hace muuuuucho tiempo (risas). Sería el año 88, creo, y Uncle Tupelo telonearon a Young Fresh Fellows en Saint Louis. Aún no habían grabado su clásico primer disco, con lo que no tenía ni idea de quienes eran; pero recuerdo estar viéndoles y pensar “¡hey, estos chavales son realmente buenos!” Mi amistad con Jeff, sin embargo, se inicia a mediados de los 90, cuando un amigo común me lo presentó en un show que los Fellows hicimos en Chicago. Conectamos rápidamente y cada vez que pasaba por la ciudad quedábamos para escuchar música y tocar juntos. A Peter Buck adoraba a Uncle Tupelo, así que cuando pasábamos por Chicago con R.E.M., llamábamos a Jeff para que se uniera a nosotros en un show improvisado de Minus 5. Como ves, estaba cantado que algún día íbamos a grabar juntos.
Así pues, escribir y grabar las canciones de “Down with Wilco” con Jeff debió ser algo fácil, ¿verdad?
Compartimos visiones de la música y la composición similares y nos gusta estar el uno con él otro, ya sea tomando una cerveza y contándonos batallistas o sacando una canción a la guitarra. Todo el proceso surgió de manera natural, sin que ninguno se sintiera forzado por la presión del resto. Las canciones que yo escribí las empecé a trabajar sobre piano y guitarra, elaborando una primera versión que, a continuación, íbamos puliendo entre todos. Estuvimos grabando las bases y los overdubs durante nueve días, en Chicago; luego volví a Seattle para que Peter (Buck) y Ken (Stringfellow) añadieran sus contribuciones; y finalmente viajé hasta Londres para mezclarlo con Charlie Francis, que conocía de High Llamas y que es amigo mío desde que trabajamos juntos en el disco “Up” de R.E.M. Mi estancia allí coincidió con el juicio por el altercado aéreo de Peter, y me daba tanto pánico que me llamaran para testificar que decidí encerrarme en el estudio para desconectar y así creer que se olvidarían de mí. ¡Y funcionó! (risas)
Por qué elegiste escuchar a Bill Fay, Howlin’ Wolf y Nick Lowe antes, durante y después de la grabación del disco?
Desconocía a Fay y el mismo día que llegué a Chicago Jeff me puso un disco suyo y pensé: “sería fantástico que durante las sesiones llegáramos a irradiar unas vibraciones similares a las de este tipo”. Te lo aseguro, esa música me dejó sin habla y desde entonces soy un fan enfermizo de los dos únicos discos que grabó Fay, en la década de los 70. Es una especie de pop-orquestal, algo hermoso y especialmente alocado en su segundo álbum. Te lo recomiendo. Holwin’ Wolf… Bueno, es uno de los más grandes para mí. La primera vez que Charlie me llevó al estudio en su coche puso un cd de Wolf y le dije: “Jamás se te ocurra llevártelo a casa; aquí se queda” (risas) Cada día, por la mañana y por la noche, después de 14 horas trabajando, Howlin’ Wolf sonaba a todo volumen por la carretera. No envejece jamás. ¿Y qué decir de Lowe? Sólo una cosa: acepté sacar el disco de Minus 5 & Wilco con Yep Roc Recordings porque tienen a Lowe grabando para ellos.

¿Qué pasó con Mammoth Records, el selló que editaba los discos de Minus 5?
Ah, la vieja historia de siempre: Mammoth pertenecía a Hollywood Records, que a su vez formaba parte del gigante Disney, cuyos jefazos decidieron cerrar el grifo de Mammoth. Así, de golpe, con lo que dejaron en la calle a toda una plantilla de trabajadores y a un buen puñado de grupos con discos listos para salir. Fue algo muy triste, porque tuve que pelear duro para que me volvieran el disco. Los chicos de Hollywood Records podían haberlo publicado, pero no quisieron porque pensaron que no iba a vender cinco millones de copias (risas).
Algo similar a lo que pasó con Wilco, ¿no?
¡Sí! La fatalidad y el abandono nos unieron (risas). Pero ha valido la pena luchar por ello, porque estoy muy satisfecho de haber trabajado con Yep Roc y de que lo hayan licenciado para Europa a través de Cooking Vinyl. Porque los dos discos anteriores jamás se distribuyeron correctamente en Europa. Les dije “chicos, conozco sellos en España que estarán encantados de lanzar estos discos allí, ¡venga!”; pero pasaron de mí y eso fue algo que me dolió, porque sabía que había una demanda aquí.
Cuando empiezas a trabajar en una melodía, ¿tienes en mente el destinatario final de la canción: Minus 5 o YFF?
En los primeros instantes no, pero de pronto oigo un “click” en mi cabeza que me indica hacia donde debo dirigir esa melodía y quien va a ser el agraciado (risas). En los últimos años, me salen más composiciones acústicas y folkies que power-poperas. A YFF nos gusta hacer temas lentos… ¡pero no tantos! (risas). Lo cierto es que mi cuerpo me pide más “material Minus 5” que “material YFF”; aunque, ahora que lo pienso, cuando los Five tocamos en directo sonamos como una potente banda de rock, casi garage. Me gustaría venir a España porque la gente alucinaría con lo fuerte que podemos llegar a tocar; saldría corriendo (risas). Peter Buck toca el bajo, Jon Lindberg de los Model Rockets y yo las guitarras, Bill Wayne a la batería, y Ken Stringfellow los teclados. ¡Una gran banda de rock! (risas)
¿Cómo te organizas el tiempo con tantos proyectos?
Un detalle: en el Festival South By Southwest tocaré con Minus 5, Tuatara y con Cedell Davis, un bluesman de 75 años con el que Peter y yo hicimos un disco el año pasado para el sello de Barrett Martín, exScreaming Trees. Estaré dos días en ese festival y tocaré cada minuto (risas); cuatro o cinco shows por día, es insano.
¿Cómo fue la grabación de “Cinematique”, de Tuatara?
Gran parte del material lo grabamos dos años antes de que saliera el disco. En un principio iba a servir como banda sonora para una peli sobre mods (risas), pero al escuchar nuestra propuesta, decidieron pasar de nosotros y ofrecerle el trabajo a un dj (risas). La base de las canciones era tan rematadamente “cool” que decidimos trabajarlas para conseguir un disco entero de canciones y poder publicarlo cuanto antes, porque nos quemaba en las manos de lo excitados que estábamos. La gira con Minus 5 y Cedell Davis fue agotadora e increíble para Peter y para mí. Nos pasábamos casi seis horas encima del escenario, ¡casi cada día!
¿Cómo fue trabajar con Terry Adams? ¿No son NRBQ la banda más infravalorada del mundo mundial?
Lo diré lento y vocalizando bien: son la mejor banda de rock’n’roll de la historia. ¡Lo digo en serio! Tener a Terry con nosotros fue un sueño hecho realidad, porque NRBQ era la banda que los Fellows siempre quisimos ser, era una inagotable fuente de inspiración y un referente de calidad y honradez. Le pedimos si quería tocar alguno de los temas que teníamos escritos para el disco y dijo “me encanta ese tema honky-tonk”. Volví a contar con él en un par de sesiones para Minus 5, una para el primer disco y otra para un par de temas que aparecieron en un single o un EP, no lo recuerdo bien. Terry es un genio, con lo que tenerle en el estudio dispuesto a tocar para ti es una oportunidad excepcional que no debes desaprovechar. Seguro que algo mágico y especial sale de ello. Adoro a NRBQ, es una pena que ahora no puedan girar tanto como antes; su culto se ha ido apagando con los años y hay quien opina que ya no son lo mismo desde que Al Anderson les dejó. ¡Falso! ¡Son tan grandes como siempre! Sólo quieren tocar y me cabrea mucho que no puedan girar seis meses al año como llevan haciendo desde hace más de 30 años.

Con la trayectoria de más de 20 años de YFF, ¿cuál crees que es el mayor legado de la banda?
Buena pregunta. Creo que podemos presumir de nuestros directos, sin duda. En un concierto de los Fellows reirás y bailarás como nunca, te lo aseguro. Especialmente en nuestros primeros años, sin duda (risas). Creo que hemos hecho buenos discos, pero no creo exagerar si digo que nuestros antiguos shows podían situarse entre los más memorables de esa época. Éramos como NRBQ pero a lo bestia. Y estoy muy orgulloso de ello.
Tuviste el honor de escribir las notas interiores de la reedición de un par de discos de los Beach Boys. Cuéntame eso.
Sigo sin creérmelo. Cada cierto tiempo tengo que sacar esos discos para comprobar que no son alucinaciones mías. Mi amigo, Dennis Diken, de los Smithereens, escribe muchas notas para discos y les comentó a los de la compañía que Peter Buck y yo podríamos hacerlo. A Peter le encanta “Love You”, es uno de sus discos favoritos; y me pedí “Holland” y “Carl And the Passions – So Tough”. En esa época estaba trabajando con R.E.M. y cada día charlaba con Peter de los Beach Boys y de nuestras respectivas notas interiores (risas). “Surf’s Up” y “Holland” fueron discos muy especiales para mí; recuerdo ir a verlos siendo un chavala y flipar con esas canciones.
¿Qué te parecen los discos en solitario de Brian Wilson?
Me gusta mucho “Imagination”, pero creo que con la producción se le fue un poco la mano, es un poco efectista y moderna para mí. En cambio su primer disco es una maravilla en todos los sentidos; “Love and mercy” es una de las mejores canciones que podrás escuchar en tu vida. He visto a Jeff Tweedy cantarla con Golden Smog y ha sido increíble.
Los Fellows fuisteis la banda que amenizó la fiesta tras la boda de Paul Westerberg, ¡quiero detalles!
¡Estábamos cagados de miedo! (risas). Era una boda y había mucha gente mayor, así que Paul nos pidió que nos aprendiéramos algunos standards, canciones de Sinatra, Paul Anka, Ray Charles y demás. Durante el primer set estábamos un poco nerviosos, pero la gente nos aplaudía al acabar cada tema y cada vez tocábamos más sueltos. Para el segundo set todo el mundo estaba borracho e hicimos una jam session con los Replacements demencial y muy divertida. ¡Hasta el cura se sumó a la fiesta con su armónica! (risas) Lo juro. Hace mucho que no veo a Paul. Me encantó su último “Mono / Stereo”.
¿Cómo era vivir en Seattle a principios de los 90?
Extraño. La verdad es que no me importaba que todas esas bandas firmaran con multinacionales; me alegré por los chavales, especialmente por Mudhoney. Pero era bastante ridículo comprobar que cualquier banda de la ciudad, por mala que fuera, tenía su oportunidad por el simple hecho de ser de allí. Cuando se acabó el hype, la mayoría de grupos fueron dejados de lado por sus discográficas. Fíjate en Tad o Love Battery; me encantaban, pero ¿qué demonios hacían en una multi? Odio estas modas cíclicas, como ahora con Detroit o hace unos años con Suecia. ¿Dónde estaban esos idiotas de las multis hace diez años cuando los Nomads marcaron a unos jovencitos Hvies o Hellacopters?
¿Cuáles son tus artistas favoritos de la llamada escena “neo-roots” o “alt-country?
Aparte de Wilco y Uncle Tupelo, me gusta mucho Neko Case, a la que conozco de hace años; Christy McWilson, mi mujer, que ha grabado dos discos maravillosos para Hightone; The Handsome Family, una pareja excéntrica que escribe grandes canciones; y The Mendoza Line, más indie rock que americana pero igualmente buenos. La verdad es que ahora estoy muy enganchado a Detroit Cobras, creo que es la mejor banda de todo el “boom” producido en la ciudad.
www.universaltrendsetter.org/
www.myspace.com/theyoungfreshfellows
www.minus5.com/
Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (mayo 2004)

Me gustan tus entrevistas pero me encantan las introducciones!