Con “Feast of Wire”, Joey Burns y John Convertino han logrado una deliciosa obra cumbre, la mejor plasmación hasta la fecha de ese aliento fronterizo que les llamó a abandonar ocasionalmente a Giant Sand para hilvanar, con trazo propio, un tapiz que representara esa América a caballo entre dos mundos que ambos tan bien conocen. No hay duda que el carácter mestizo de su música les ha ayudado a conectar con un público, el europeo, muy aficionado a este tipo de fusiones y a dejarse llevar por la parranda tex-mex con la que se acompañan en directo. La propuesta de Giant Sand, más cruda emocionalmente y americana hasta los huesos, no ha corrido igual fortuna por estos pagos, aunque desde su resurrección con “Chore of Enchantment” parece que Howe Gelb empieza a ser valorado como se merece. Sea como fuere, y a la espera de que Burns y Convertino se unan de nuevo a su “director de orquesta”, “Feast of Wire”, consolida un proyecto con entidad propia gracias a un mayor equilibrio entre los condimentos que sazonan su atrayente sonido. Pienso en el acordeón meciendo la sublime garganta de Burns en “Sunken Waltz”; en el preciso baquetear de Convertino y los brillantes acordes que le arranca Paul Niehaus a la “steel guitar” en “Quattro; en esa maravillosa “Not Even Stevie Nicks” resonando a los Posies de “Dear 23”; en el cálido tacto de Elliott Smith acariciando “Woven Birds”; en “Close Behind” y las invevitables referencias a las orquestaciones de Morricone; en el toque jazzy de “Crumble”… Palabras mayores, sin duda. Al día siguiente de su aplaudido show barcelonés, John Convertino nos atendió telefónicamente desde Londres.
Alguien definió vuestra música usando estas palabras: “Imagina una ópera con música de Gram Parsons, Vicente Fernandez y Ennio Morricone, y un libreto escrito por Carlos Fuentes y Cormac McCarthy, y tendrás el sonido Calexico.” ¿Qué te parece?
Que se citen a esos grandes artistas para definir nuestra música es un poco abrumador, pero sin duda es gente que, de un modo u otro, nos ha influído. Siguiendo esa línea, y para trazar una senda estilística que defina “Feast of Wire”, los nombres de Gil Evans y Charlie Mingus son los primeros que me vienen a la cabeza. Como una especie de “out of the cool” sureño.
Aparte de Calexico y Giant Sand, Joey y tú habéis colaborado con mujeres como Neko Case, Victoria Williams, Barbara Manning y Lisa Germano. ¿Qué destacarías de vuestro trabajo con ellas?
Algo que me impresionó cuando trabajé con Victoria es que ella nunca hace “overdubs” de sus partes vocales. Graba su voz al mismo tiempo que la parte instrumental y si le gusta como ha quedado, lo deja así, tal cual, para captar de una forma especial ese timbre único que tiene. Neko, por el contrario, dedica mucho tiempo a trabajar, a pulir, la parte vocal, una vez ya ha grabado la base rítmica. Lo que me fascina de ella es su manera de interpretar las canciones, vaciándose en cada una de ellas y llevándolas hacia su terreno para darles vida de forma muy sentida. No se ajusta a unos patrones vocales rígidos, sino que eleva sus canciones, esencialmente cortas, hacia niveles de libertad expresiva sobrecogedores. Su último disco, “Blacklisted”, es una maravilla.
En el anterior concierto que disteis en Barcelona, quedé absolutamente prendado de vuestra telonera, Shannon Wright. ¿Cómo la conocisteis?
Ella tocaba en un grupo, Crowdell, que estaba en el mismo sello que Giant Sand. Hicimos una gira juntos por Europa y cuando decidió seguir su carrera en solitario le dijimos que nos gustaría seguir en contacto con ella y quizá hacer algo juntos algun día. De momento sólo hemos compartido escenario y te aseguro que tocar con ella es una experiencia única; no sé cómo definirla, pero tiene una áurea tan poderosa a su alrededor que es imposible no sentirse especial a su lado.
Dos grupos franceses como Amor Belhom Duo y Little Rabbits han actuado en varias ocasiones en Tucson. ¿Fue a través de ellos que conocisteis a Dominique A, Françoiz Breut y Jean Louis Murat?
Conocimos a Françoiz y Dominique cuando estaban casados y tocaban en el mismo grupo. Eso fue durante la época en que giramos con OP8, el grupo que teníamos con Lisa Germano. Françoiz nos dijo lo mucho que le gustaban Giant Sand y Calexico y cuanto deseaba trabajar con nuestro ingeniero de sonido. De hecho, va a tocar con nosotros en unos días, en el Barbican Theatre de Londres. Es curiosa toda esta “french connection” (risas). Gabriel Naïm Amor es amigo mío desde hace mucho tiempo. Está casado con Marianne Dissard, una chica francesa que dirigió un vídeoclip para el disco “Long Stem Rant” de Giant Sand, cuando éramos básicamente Howe y yo como dúo, así como el documental “Drunken Bees”. Hará unos doce años que la conocí, en un bar. Nos hicimos amigos, ella se casó con un chico de París, luego ambos vinieron a vivir a Tucson y Thomas Belhom les acompañó. Era de esperar que algun día surgiese la posibilidad de trabajar juntos, y así fue. Joey y yo, que ya tocábamos como Calexico, hicimos un disco junto a Amor Belhom Duo titulado “Tête à tête”, bajo el nombre ABBC, de Amor Belhom Burns Convertino. Fue muy divertido y creo que quedó bastante “cool”, aunque no sé si el disco se llegó a editar en Europa.
Otra cantante francesa, Valerie Leuillot, hizo coros en “Sundown, sundown”, la canción que grabasteis para el tributo a Lee Hazelwood. Como mostrasteis con la versión de “The Ballad of Cable Hogue”, es evidente que su legado merece ser reivindicado, ¿no crees?
La verdad es que no conocíamos mucho a Valerie. Dio la casualidad de que estaba en Tucson cuando íbamos a grabar esa canción y Naïm, que era amigo suyo, nos la presentó y la invitamos a cantar. En cuanto a “The Ballad of Cable Hogue”, fue Marianne quien nos animó a hacerla. En cualquier caso, siempre he admirado la habilidad de Lee para orquestrar preciosas canciones pop, y eso es algo que creo que Joey también hace de maravilla. Ya sabes, no quedarse en la base pop más estricta, sino procurar darle matices que le den otra dimensión a las canciones.

Hace ya algunos meses, los australianos Dirty Three nos arrasaron literalmente durante su paso por España. ¿Cómo fue girar con ellos?
Joey y yo hicimos todo un tour abriendo para ellos en Estados Unidos. Fue una experiencia muy divertida, y al mismo tiempo pudimos aprender los unos de los otros, intercambiar nuestras nociones musicales. Creo que Dirty Three y Calexico compartimos una misma sensibilidad a la hora de construir ciertos pasajes o ciertas ambientaciones. Recuerdo que antes de conocerles, había gente que nos hablaba de ellos, ¡y tuvimos que escucharlos! (risas). Pero verles en directo es algo completamente diferente a escuchar sus discos; el grado de intensidad que irradian subidos en un escenario no lo alcanzan, en mi opinión, en estudio.
Joey dijo en una ocasión: “El espacio ayuda a filtrar la negatividad. Nosotros necesitamos libertad de movimiento, espacio en la música, espacio en nuestras vidas, espacio entre nuestros dientes”. Así pues, el desierto juega un papel clave en Calexico.
El desierto te atrapa y te hace ver la vida con otros ojos. Instalarnos en Tucson fue algo determinante, pero también lo fueron las largas jornadas que pasamos en el desierto de Mojave, en California. Tu ritmo vital cambia por completo, ese espacio infinito te abre la mente y ese calor se te pega al alma. Puedes vivir en cualquier otra parte de Estados Unidos y hacer una música similar a la nuestra, pero crea que se perdería en la grabación ese aroma tan especial que flota en el aire del desierto. Una vez el productor Jim Dickinson, que vive en el sur, en Mississipi, me dijo que cuando escuchaba la música de Giant Sand podía apreciar la sequedad del aire, que notaba como ese ambiente seco impregnaba nuestros discos. Y añadió: “Tenéis que venir a visitarme al sur, donde hay un poco más de humedad” (risas). Creo que no es para nada gratuita esa observación; Tucson nos influye en la manera de grabar, en como tocamos dependiendo del día, en todo. Tratamos de captar ese ambiente y nuestro ingeniero, Craig Schumacher, que lleva trabajando con nosotros desde hace mucho tiempo, sabe apreciar cuando ese feeling especial se apodera de nosotros y apretar el botón de grabación para captar ese instante que puede que sea irrepetible.
¿Has escuchado a Jim White? Creo que evoca de una forma similar la noción sureña del espacio, aunque su fuente de inspiración sea su Pensacola natal, en el sudeste de EEUU.
Es un gran narrador. Sus historias se adentran en los aspectos más fascinantes y extraordinarios del Sur, gracias a su gran habilidad para escribir unas letras que cautivan rápidamente al oyente. Sus palabras dibujan unas imágenes muy poderosas que le meten a uno de cabeza en el universo que construye en cada disco. Las partes instrumentales que creamos en Calexico creo que se asemejan bastante al espíritu fantasmagórico que poseen los discos de Jim.
¿Qué puedes contarnos del single “Sack of Cement”?
Volker Zander, el contrabajista de Calexico, tiene un sello, Sommerweg, que edita sólo singles y me dijo que quería que yo hiciera uno para él. Ha hecho lo mismo con Barbara Manning; Alex MacManus i Kurt Wagner, de Lambchop, junto a Vic Chesnutt; o Michael Lembach, que también había tocado con Calexico. Siempre quise ir al estudio sin Joey ni Howe para ver qué podía hacer por mi mismo. Me encontraba bastante hundido emocionalmente, porque me acababa de divorciar y porque el día que debía entrar en el estudio era el 11 de septiembre. Con todo derrumbándose a mi alrededor, esas dos canciones que grabé se impregnaron en gran medida de las emociones que estaba viviendo. Finalmente, llamé a Joey para que viniese a tocar el bajo porque si no iba a sobrepasar el tiempo de grabación previsto.
En el disco de rareras “Even My Sure Things Fall Through” incluísteis los tres clips que John Pirozzi rodó para vosotros. ¿Cómo surgió esa colaboración?
Le conocimos a través de Victoria Williams. Vino a nosotros como fan de Calexico, porque quería hacer un vídeo para un tema de “The Black Light”. Conectamos rápidamente y con el caudal de ideas que tenía, le dejamos que lo realizara como a él le gustara. La historia de “The Ballad of Cable Hogue” era totalemente distinta y debía seguir una narración que venía marcada por la letra; así que lo trabajamos más estrechamente. “The Cristal Frontier” fue un tema con el que no acabamos de sentirnos cómodos hasta que empezamos a trabajarlo con los Mariachi Luz De Luna, y por eso no entró en The Hot Rail. Con los Mariachi logramos darle ese toque que precisaba y por ello ahora lo tocamos en directo con ellos. La grabación del vídeoclip fue muy especial. La semana pasada hicimos uno nuevo para el tema “Quattro”, y como queríamos alejarnos de esa imagen de banda fronteriza, nos largamos a Nueva York a rodarlo. Pero creo que, a pesar de eso, sigue captando la esencia de la canción.
En vuestros discos sobresale el trabajo gráfico de Víctor Castellum.¿Cómo valoráis su aportación?
Su arte plasma todas las influencias de las que también se nutre Calexico. Él combina sus raíces latinoamericanas con su experiencia como habitante de California, mezclando la imaginería religiosa con elementos de la cultura moderna estadounidense. Creo que nuestra música se nutre de unas influencias similares. Como nos dijo Warren Ellis, de Dirty Three: “Calexico es una buena banda de rock religioso” (risas). A Joey y a mí nos une un fuerte sentimiento no sólo de carácter espiritual, sino también iconográfico, de devoción por las imágenes religiosas. Creo que es algo similar a lo que muestra Martin Scorsese en sus películas.
Hablemos, para terminar, del último disco de Giant Sand, “Cover Magazine”. ¿Cómo surgió la idea de hacer ese peculiar disco de versiones?
Howe se encargó de la selección. Es una persona increíble. Nunca sabe hacia qué dirección va a saltar, cuál va a ser su próximo reto. Se mueve por impulsos, dejándose arrastar por la música que en ese momento llame su atención. Es la naturaleza de Giant Sand. Howe es el director de orquestra. No sé cómo se lo ocurrió elegir esas canciones en concreto, sólo que eran de artistas que él admiraba por distintas razones. Pero esa facilidad para darles el toque Giant Sand me parece increíble. Mi preferida es esa en que combina “Fly Me to the Moon” con “Wayfaring Stranger”. Le encanta intercalar trozos de un tema en otro, y por eso cuando oye dos canciones superponiéndose en la radio, en distintas emisoras, se vuelve como loco gritando “¡Me encanta eso! ¡No lo toques!”. Una vez decidió hacerlo en directo, usando “Cisco Kid” de War como base rítmica del tema “Year of the Dog”. Es algo extraño y sorprendente a la vez.
http://www.myspace.com/casadecalexico
Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (mayo 2003)
