En una entrevista realizada por Sylvie Simmons en 2005 a raíz del estreno del documental Dig!, el líder de Brian Jonestown Massacre le espetó una de esas sentencias que van directas a WikiQuote: “Para bien o para mal, no soy una película”. Echando balones fuera ante el escrutinio periodístico, pero al mismo tiempo cubriéndose con el halo de misterio y fascinación con que seducir al lector final, Newcombe volvía a demostrar que, pese a la huella que la química (externa o interna) haya dejado en su personalidad, seguía siendo alguien con mucho interesante que comunicar. Y aunque su música –o sus declaraciones, como algunas de esta entrevista realizada para promocionar su nuevo disco y su concierto del día 23 en la sala Apolo de Barcelona– a veces nos comunique con poca claridad, como suma de ideas sueltas encajadas en el vacío, contiene suficiente enjundia, valiosa materia prima como para dedicarle el tiempo que sea necesario a descifrar sus misterios. Y es que más allá del apasionante (y tendencioso, efectista) perfil trazado por la realizadora Ondi Timoner en aquel rockummentary sobre la relación de amor y odio entre Newcombe y Courtney Taylor (líder de The Dandy Warhols), la figura del primero fascina por la naturaleza salvaje, caótica y hedonista con que ha impregnado toda la obra de su grupo, unos Brian Jonestown Massacre que, para bien o para mal, sí son Anton Newcombe.
En una ocasión afirmaste: “Prefiero hacer las entrevistas por mail, así tengo un documento por escrito que demuestre exactamente qué es lo que dije”. ¿Acabaste harto de que se tergiversaran tus palabras o es que también prefieres pensar tus respuestas más detenidamente? Hace mucho que aprendí acerca de las libertades que la gente se toma con mis palabras y debo admitir que el periodismo musical me enerva. Un ejemplo de ello sería el artículo que he leído esta mañana acerca de nuestro nuevo disco; el tipo que lo ha escrito dice que mascullo y sueno despistado en la canción «Detka». Es un tema en ruso, así que me pregunto cómo diablos puede hablar de algo de lo que no tiene ni idea. Creo que algunas personas tienen la necesidad egoísta de atacarme, pero siento comunicarles que no tengo la intención de cambiar ni de dejarlo. En mis planes no entra esperar su aprobación, así que creo que sus acciones tienen son estériles conmigo.
Personalmente hubiera preferido poder entrevistarte cara a cara, no para conocer al “mito” sino para tratar de cerca a la persona. En cualquier caso, ¿qué se siente al ser Anton Newcombe a día de hoy? ¿Cómo te relacionas con tus amigos, tu familia, contigo mismo y el extraño mundo ahí afuera? Soy un tipo corriente y nada pretencioso; bueno, no más que cualquier otro artista. ¿Cómo me siento hoy? Optimista, con ganas de salir de gira y luego volver a trabajar en nuevas grabaciones. Deseo sorprender a la gente y me gusta pensar que lo que hago tiene una vida futura. Últimamente estoy muy interesado en filmar cortos para acompañarlos de música, creo que son piezas audiovisuales muy interesantes; ya sabes, poder tener esos pequeños mp4 para disfrutar a través del iPhone u online. Por otro lado, como sabrás, las canciones que hago ahora trato de escribirlas en distintos idiomas y me gusta compartirlas en YouTube, Daily Motion, Vimeo y demás para conectar con la gente gracias a la fuerza de estos canales alternativos. Puede que mis fans veteranos no entiendan porqué lo hago, pero yo soy así; me gusta demostrar que si quiero puedo grabar un disco en español o en francés. Me fastidia que haya bandas de distintas partes del planeta, bandas influenciadas por el rollo sixties o el britpop, que opten por expresarse en inglés, cuando creo que cada idioma tiene algo distintivo que ofrecer en cuanto a tono o ritmo… Para mí una banda francesa cantando sobre gilipolleces con acento inglés cerrado no es ni mejor ni peor que yo cantando con acento de chavalito francés… Estoy trabajando en ello.
Este año se celebra el decimoquinto aniversario de vuestro primer disco, Methodrone. ¿Cómo recuerdas esos primeros años, la mezcla de inocencia, excitación y caos en que se gestaron esas tempranas grabaciones? Me recuerdo haciendo todo lo posible para escribir y grabar mis canciones y dar a conocerlas a la gente. Cuando empiezas un grupo haces todo lo posible para poder plasmar tus ideas tal como quieres y compartir tus sentimientos; liberar la bestia que llevas dentro y darla a conocer. Hoy en día es evidente que la mayoría de chavales solo aspiran a la fama, les importa una mierda la música; pero yo, como artista, adoro crear atmósferas musicales con las que captar tu atención y mantenerte en suspenso. Y luego está el aspecto chamanístico de la experiencia de crear música, este viaje hacia lo desconocido, hacia un lugar aterrador o hermoso, para captar un instante o extraer de él una fragancia o un sabor con que enriquecer mi paleta musical. Eso es lo que me gusta y siempre ha sido así.
Avancemos hasta Who Killed Sgt Pepper? ¿Cómo te sientes al sostener en tus manos el decimocuarto disco de BJM? Cuando empecé a grabarlo mi único objetivo era experimentar con las drogas y crear una suerte de banda sonora para un proyecto cinematográfica… y retarme y acojonarme a mi mismo durante el proceso. Buscaba la libertad creativa total mientras le daba vueltas al concepto del disco. Por otra parte, tuve la oportunidad de hablar del mismo con ciertos artistas a los que admiro y que se ofrecieron a colaborar conmigo a sacar adelante el proyecto. Pero como decía antes, mi motor es la búsqueda de mi yo futuro, saber lo que me inspirará a compartir con los demás para seguir madurando en mi arte y mis exploraciones.
¿Cómo planificaste el disco: cómo arrancó, hacia dónde te llevó y quién te acompañó en la aventura? Tenía curiosidad por descubrir qué ideas podía añadir a las bases rítmicas de grandes hits de baile como «Rock with you» de Michael Jackson o «Ring my bell» de Anita Ward; experimentar con el ritmo de esos grandes éxitos pero sin dejarme influenciar ni por la fuerza de su estribillo ni por lo que actualmente está de moda. Por encima de eso, lo que me empuja creativamente es el fin del mundo y sus espíritus; profetas, control mental, hablar en trance, información secreta, etc… Un puñado de tonterías realmente. Pero me gusta mezclar todo eso y ver cómo reacciona la gente; como te comentaba antes, pude colaborar con artistas que quisieron ayudarme en mi aventura y el disco es el resultado.
El guitarrista Matt Hollywood ha vuelto al grupo. ¿Qué propició su regreso y cómo se está adaptando? Matt es genial y tiene un montón de buenas ideas. Aunque no haya tocado en el álbum, sí que vendrá de gira con nosotros a Europa y participará en el siguiente disco; así que estoy tremendamente excitado de poder compartir todas las novedades de mi mundo con alguien que, como él, tiene tanta sed de descubrir y compartir. Creo además que está en ese punto de su vida en que sabe que es el momento de sacarle provecho a su talento. Además, vuelve en un momento en que creo que hay gente que supone que sigo estancado en cierto sonido, cuando lo cierto es que ahora dejo que la canción en sí misma sea la dicte el estilo y la producción. Creo que nos hemos reencontrado cuando ambos estamos en un espacio único como artistas, así que veremos qué sucede…
He leído que actualmente vives en Berlín. ¿Cómo te ha acogido la ciudad y qué te atrajo de ella? Berlín es una de las ciudades más avanzadas, estética y culturalmente, del mundo occidental. Su historia, su legado, es en gran parte responsable de ello; deberían servir de referente para el resto del mundo, la verdad. Me inspira a estar siempre alerta y a cuestionarme las cosas. Nadie puede tener el monopolio del sufrimiento y la tragedia que sucedió en Alemania, pero fue tan absoluto y a una escala tan abrumadora que… bueno, ya sabes. Me gusta ver cómo se relaciona la gente hoy en día, cuán determinante ha sido la reunificación y cómo ha impregnado a la sociedad resultante.
Has descrito el nuevo disco como “cinematográfico”; ¿para qué clase de película te imaginas que podría servir como banda sonora? No tengo ni idea, la verdad. Pero si me encargara yo de la película tardaría una hora en conseguir el dinero para rodarla. Aunque, para serte sincero, si te contara mis ideas alguien me las acabaría robando. No es ningún secreto que Hollywood y la industria del espectáculo no tienen nada que ofrecer a día de hoy, cero ideas. Quizá alguna productora europea o japonesa… Voy a seguir actuando como si de verdad hubiera alguien lo suficientemente listo como para proponerme hacer una banda sonora; ¿cómo lo ves? En fin, creo que debería haber alguien capaz de ver que mis intereses son múltiples y tanto mi alma como mi espíritu están abiertos a colaborar con otra gente.
Y como espectador, ¿qué tipo de cine te interesa? Me gustan cosas poco conocidas, prefiero que le eches un vistazo a este clip que te mando (buscar «Never Become Emotionally Attached» en YouTube, n.d.r.). Es un corto mudo protagonizado por un maestro de artes marciales y he creado música para acompañar esas imágenes. Creo de veras que tengo un don para esto, algo que podría llevarme a proyectos cinematográficos más allá de poner una canción en una película para ganar dinero. A la mierda con eso; nosotros grabamos discos, hay quien se los compra y hay quien se los baja; la gente viene a vernos en directo y podemos vivir de ello gracias a su apoyo, así que estoy realmente agradecido. Pero esa faceta ya la conozco, ahora quiero ahondar en ese nuevo terreno, en el maridaje entre cine y música.
En 2001 fundaste el “Comité para mantener la música endiablada” para “vencer al Hombre en su propio juego”. El Hombre, la Industria, aunque herida de muerte sigue defendiéndose con uñas y dientes, quizá más fiera que antaño. ¿Qué futuro nos espera como consumidores pero sobre todo como amantes de la música? Hoy en día la gente necesita poder localizar la música que quiere en Internet y compartirla con quien quiera, hacer nuevos amigos y difundir su conocimiento. Porque cuando descubres nueva música que te gusta, quieres apoyarla, darla a conocer. Por otro lado, creo que el renacimiento del vinilo es también algo fantástico; su aspecto y su sonido son inmejorables en mi opinión, algo que vale la pena coleccionar. Creo que aquellos que ven este arte, la música, del mismo modo que si estuvieran comerciando con judías están abocados al fracaso, a menos que decidan imponer el control absoluto de la situación. El otro día leí que iTunes tiene un billón de canciones / archivos en su base de datos, pero que el 92% de ellos no han sido clickados jamás; creo que existe un problema de exceso de oferta y poco estudio de la demanda.
¿Fue este contexto el que te llevó a fundar tu propio sello, A Records? Sí… Y también que me harté de que llevaran años timándome y sin pagarme lo que merecía por todos los discos que vendíamos. Eso ya no es un problema: fuera intermediarios, no hay nada que una discográfica pueda hacer por mí que no pueda gestionarme yo mismo. Por el contrario, yo sí que hago cosas por ellos; y no hablo solo de vender discos y hacerles ganar dinero. Hablo de que tener un proyecto como el nuestro en tu catálogo le añade cierto valor al prestigio underground de tu sello. Eso es así y que ni tan siquiera se nos valorara ya era el colmo del expolio.
Este mes vuelves de gira a España, ¿guardas algún recuerdo especial de tus visitas a nuestro país? Sin duda lo mejor de España es su cultura y su gente, así que los recuerdos que atesoro con más cariño tienen que ver con la gente que conocí y los lugares que me hicieron descubrir; como la Alhambra de Granada y la ronda de tapas que hice por la ciudad. Crecí en el Sur de California, donde la influencia latina está muy fuerte, así que siempre es genial visitar a los papás o los abuelos de todo ello; así que España es un sitio muy especial para mí.
Texto: Roger Estrada
Publicado en Ruta 66 (abril 2010) www.myspace.com/brianjonestownmassacre

En la película lo pintan como un ser despreciable pero leo sus respuestas y me doy cuenta de que su pensamiento es bastante fluido, tiene un eje, tiene alma. Es un grande, definitivamente, un músico sobre el planeta.
Un personaje único, lúcido y lunático a la vez. Gracias por pasarte por mi blog. Un saludo.