
Tick, tick, tick, tick, tick… Hay resacas de domingo y luego está la resaca de domingo que te aplasta cual ola de frío mesetario tras cinco días de jaroteo y chupitada en Madrid. Esa ciudad debería estar prohibida por la Organización Mundial de la Salud (física y mental); tanto jolgorio non-stop no es bueno para el cuerpo.
La excusa para tan recreativo viaje era el concierto de The Black Keys en el Palacio de los Deportes; a la postre el bolo de los de Ohio acabaría revelándose como eso, una mera excusa para pillar el AVE y zamparse los placeres de la capital del Reino con voracidad gonzo. Sigo defendiendo sus discos con los puños, pero su directo no funciona en recintos para 15.000 personas. Hay un abismo entre los Black Keys actuales y los que vi en la gira de Magic Potion, cuando Dan Auerbach y Patrick Carney me dejaron KO a un palmo del jeto en la sala Razz 3, sin necesidad de un par de mercenarios como sección rítmica ni de coloristas pantallas gigantes con las que crear un espectáculo visual efectista pero vacío.

Cierto, ahora hay una pegada melódica en sus canciones que sin duda ha conectado con un público mayoritario, pero toda la orfebrería pop que pueden edificar en estudio se queda desnuda, languidece en directo. Lo que da más rabia es constatar el escaso compromiso de ambos con la nueva realidad que están disfrutando, su racanería a la hora de armar un show que esté a la altura de la oportunidad que ellos mismos se han dado gracias a sus dos últimos discos. Ese escenario, esas canciones se merecían un espectáculo de rock’n’soul abrumador, con vientos y coristas si se tercia, algo que le insufle nervio y groove a esa base de garaje-blues que será su ADN pero funciona a medio gas en recintos para más de 3.000 personas. Oportunidad perdida, una lástima.
Por suerte, mi viaje no fue en balde porque pude disfrutar en el momento justo a dos bandas del underground yanqui que, para qué negarlo, ojalá nunca toquen en el Palacio de los Deportes. A Night Beats ya los había catado en el Austin Psych Fest, pero en la Siroco tuve una visión mucho más lucida, no adulterada de lo condenadamente bien que tocan. En esto del garaje se suele hacer la vista gorda con la ejecución, como si el rollo destartalado, alocado sirviera de excusa para ocultar carencias en revoltosos combos de nuevo cuño. The Night Beats la lían padre, sí, pero si su aquelarre de psicodelia tóxica gana adeptos allí por donde acontece es por la tremenda consistencia con que Danny, James y Tarek, tres mocosos sobrados de talento, ejecutan su set. Chapeau.

Más relajados, los californianos Allah-Las descorcharon en La Boîte (¡maravillosa sala!) ese tarro de embriagadoras esencias que es su homónimo debut. Sus canciones fueron desgranadas ante el embelesado público cual mantra alucinado, traqueteo de guitarras líquidas y preciosistas armonías vocales, jangle-beat ideal para tumbarse en la arena a ver la puesta de sol. La interpretación de «Long Journey», con el batería cantando con un flow fumeta arrebatador, fue uno de los momentos álgidos de mi trip madrileño.

Tick, tick, tick, tick, tick… En los alrededores de La Riviera hacía un frío de tres pares de Mahous, pero nadie sabe tanto de frío y de cómo vencerlo como mis queridos The Hives. Insisto, pocos directos hay a su altura en el panorama rock actual. Y a cambio de lo que me dan (hora y media de hits, desenfreno, ejecución perfecta, actitud contagiosa, carisma, sentido del espectáculo, empatía con el público, más hits), por mi Pelle puede hablar lo que le de la real gana. Es más, si no chapurreara en castellano entre tema y tema no creo que llegara vivo al final del concierto. Porque, claro está, sus conciertos hay quien los contempla desde donde los hielos hacen gling, pero tú y yo sabemos que hay que vivirlos donde las canciones hacen… ¡BOOM!
Texto: Roger Estrada
Fotos The Black Keys, The Night Beats, Allah-Las: Felipe Hernández
Foto The Hives: Archivo
Publicado en Ruta 66 (Enero 2013)
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Todos los caminos llevan a Madrid…
Artículo sobre The Black Keys
Artículo sobre Austin Psych Fest con declaraciones de The Night Beats
Entrevista a Allah-Las
Entrevista a The Hives
Buena carambola de conciertos te hiciste Roger!
ya te digo. volví roto a Barna… pero feliz. un saludo!